Los productos de segunda mano son ya un clásico en nuestro país. Del mismo modo que compramos y vendemos viviendas, coches o mobiliario para el hogar, ¿por qué no hacerlo con aquellos complementos y objetos propios de los más pequeños de la casa y que luego quedan olvidados en los armarios? Este mismo pensamiento fue el que tuvieron Sonsoles y Machús Meliá, dos emprendedoras que hace nueve años montaron Segunda Manita.

«Un día en el trastero de casa vi que estaban todos los complementos y todas las cosas que habíamos comprado para los bebés. Estaba todo nuevo y pensé que era una tontería almacenar y guardar todo cuando se podía vender», comenta Sonsoles, una de las emprendedoras del negocio. «Ahí fue donde empezamos a organizarlo», recuerda.

En su bagaje profesional no contaban con experiencia empresarial, ya que ambas estaban trabajando por cuenta ajena en diferentes campos. Sonsoles en su larga carrera se ha empleado en publicidad, en decoración y en diseño. Pero un día decidió dar un giro a su vida. «Estaba un poco harta de estar dependiendo de la gente y estar trabajando para otros. Tenía ganas de montar mi propio negocio». Ella aportó la idea original y Machús el nombre del negocio. Sin pensárselo demasiado, empezaron a organizarlo todo para iniciar su propia empresa.

Eso sí, la motivación no fue suficiente para afrontar los primeros momentos, los más duros. «Lo más difícil de la puesta en marcha fue conocer el negocio», afirma Sonsoles. Y es que la venta de productos de segunda mano presenta características propias y diversas del de objetos nuevos. «Es un negocio complicado, hay que llevarlo muy bien. En una tienda normal el proveedor trae las cosas y directamente se seleccionan, etiquetan y venden. Aquí el proceso es muchísimo más largo», explica la artífice de la idea. Y es que desde que una persona lleva un producto a la tienda hasta que éste sale a la venta se siguen una serie de pasos. «Tienes que valorar artículo por artículo y supervisar su estado. Si le faltan cosas, hay que avisar a una costurera, lavarlo…», comenta la dueña de Segunda Manita.

Un ‘stock’ a base de esfuerzo

Sonsoles y Machús se tiraron directamente a la piscina, sin ningún tipo de subvención ni plan de empresa. «Estuvimos mirando, pero te pedían tal cantidad de requisitos, que al final era imposible. No llegamos a nada». La inversión inicial fue de unos 18.000 euros, que utilizaron en el alquiler del local, la adquisición del primer almacenaje de productos y la publicidad para darse a conocer. «Al principio teníamos poquísimo stock. Estuvimos 15 días con el anuncio de la televisión y luego empezamos a repartir octavillas por la zona. A partir de ahí empezó a moverse el negocio y comenzaron a traernos cosas», recuerda Sonsoles.

Pero a pesar del tiempo que llevan en el mercado, estas empresarias reconocen que no siempre cuentan con los productos que desean. «No siempre tenemos de todo lo que nos gustaría tener. En cambio hay veces que nos llegan muchos productos de un mismo tipo y lo tenemos que frenar por falta de espacio. Hasta que llegas a saber el funcionamiento de verdad de este negocio han pasado muchos años».

Cuidar el producto

La idea no deja de tener su garantía de éxito, pero no tiene porqué ir ligada a la buena marcha de la empresa. «Se han mantenido por el cuidado que tenemos de las cosas. Pienso que lo que es la segunda mano si no la tratas bien y le echas mucho tiempo no funciona. Hay gente que se cree que es nuevo, de lo bien que lo cuidamos».

Algo que se une a un precio más que competitivo ya que en Segunda Manita podemos encontrar productos con una rebaja media del 50 por ciento al precio habitual de mercado. De ahí que su público sea de lo más diverso: «Madres de recién nacidos, de segundos niños y de terceros, abuelas, gente extranjera. Por eso a la hora de valorar no entramos en gusto sino en calidad».

Estas emprendedoras están al frente del negocio en horario de mañana y tarde y cuentan con el apoyo de otra persona que les ayuda en los momentos con mayor volumen de trabajo. Reconocen que les gustaría situarse en un local más grande, pero de momento les resulta imposible: «Nos encantaría ir a una tienda mayor, pero son tan caros los alquileres que es imposible, no nos salen los números», explica.

Internet, de momento, tampoco es refugio de estas emprendedoras. «Como nunca sabemos lo que vamos a tener, para nuestro negocio eso no tiene sentido», concluye Sonsoles.

Dos tipos de productos

Desde Segunda Manita explican que en su negocio ofrecen ropa, accesorios, juguetes y complementos de bebés y niños, de cero a seis años. Eso sí, presentan dos modelos de negocio. Por un lado, la ropa se compra y se paga al contado después de concertar una cita previa con las promotoras de este negocio. En cuanto a los complementos y accesorios, se mantienen bajo el sistema de depósito. Una vez realizada la venta, se concede un 60 por ciento al cliente y 40 por ciento a la tienda. Un servicio que no pueden ampliar por problemas de espacio, ya que cuentan con un local de 70 metros cuadrados y no tienen cabida para mantener mayor ‘stock’.

Más información:

Segunda Manita

C/ Antonio Acuña, 12

28009 Madrid

Tel. 915 760 722

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