Cada vez tiendo más a pensar que las cosas buenas de la vida surgen de la casualidad, en el caso de Sandra Robledo fue así. Estudió Gestión Hotelera en Sitges y trabajaba como gestora de banquetes y convenciones. «Quería haber estudiado Bellas Artes pero mi familia me decía que no encontraría trabajo, que no tenía salidas, etc.». Un día un amigo que estudiaba diseño de moda le regaló un par de pendientes, «mira, mis primeros diseños», le dijo. A partir de ahí Sandra recordó que desde pequeña ha hecho trabajos de escultura, fotografía, dibujo, realizó cursos, «siempre por Reyes, en vez de muñecas, pedía caballetes y óleos», comenta. Fue entonces cuando esta creadora pensó en empezar a hacer sus propias piezas.

Para empezar: Cibeles

Poco a poco fue elaborando sus piezas y a la gente le encantaban. «A una conocida que trabajaba en Piamonte le gustaron mucho y a otro chico, ex modelo de Armani, también le encantaron y se puso en contacto conmigo. Él me empezó a llevar la comunicación y me puso en contacto con la diseñadora vasca Elisa Amann», relata. Ella le dio la oportunidad de hacer la bisutería de su colección y así participó por primera vez en la pasarela Cibeles. Gracias a este gran escaparate le empezó a ir muy bien y se planteó finalmente dejar su trabajo. «No me llenaba, ni me hacía feliz, hacía muchas horas y trabajaba para otras personas y eso realmente no era lo que quería hacer», explica.

En 2001, aproximadamente, registró el nombre de Sandra Robledo para usarlo como marca y aprovechando una sociedad propiedad de su familia, que son anticuarios, hizo un anexo como bisutería y complementos. En cuanto a la inversión inicial fue fundamentalmente familiar.

Un trabajo artesanal

Trabaja con un grupo de unos 15 o 20 artesanos autónomos especializados en un tipo de pieza. Ella les encarga piezas concretas que después va insertando en sus diseños. «Intento darles la idea de lo que quiero y vamos haciendo pruebas hasta que damos con ello», explica. A la hora de ponerse a crear, la inspiración le suele venir de repente. Como ella cuenta «hay épocas en las que estás cerrada y no te sale nada y a lo mejor un día me voy a la playa y paseando veo una puesta de sol y me empiezan a llegar ideas y de ahí saco dos colecciones». Además, sus viajes en busca de nuevos materiales, le sirven de inspiración. «Viajo mucho a Marruecos y todo allí desde los olores, los colores, la comida, bañarte en el mar, todo eso me puede servir de inspiración».

Hace dos colecciones al año, Primavera-Verano y Otoño-Invierno. «En mis piezas no miro costes, primero hago las piezas de la colección y después las junto y les saco el precio según los materiales que haya utilizado. No trabajo con un presupuesto por colección, el precio es lo último de lo que me encargo», comenta.

Croché, seda, madera, encajes…

A raíz de una colección llamada Torero en la que empleó muchas piezas hechas a mano con hilo de oro, empezó a interesarse por el trabajo manual. «En España tenemos una artesanía de lo más variada, es cierto que no todo se puede emplear en bisutería, pero de momento estoy jugando mucho con nuestros elementos artesanos y quizá cuando termine con España me iré fuera a buscar nuevos materiales».

La colección de este año, llamada Seda, es muy romántica y afrancesada por el uso del croché en hilo de seda y punto. También destacael uso de bolillos y bolas de madera. Sandra tiene en ellas una de sus claves, «la bola de madera siempre está en mis colecciones, las tiño con tintes vegetales y así consigo unos colores cien por cien originales», explica. Una colección que pretende rememorar lo antiguo y lo artesanal. Adornada con mariposas, nidos que se hacen collar. Una novedad de esta colección es el crital de Murano, gracias a la colaboración de una artesana que diseña para ella las piezas.

Distribución nacional

A través del área de clientes de su web, www.sandrarobledo.com, éstos pueden acceder con un código y ver la colección. Además Sandra acude periódicamente a Madrid y realiza show rooms para clientes venidos de toda España. A otros les envía directamente la colección por correo para que elijan lo que quieran quedarse.

«Al principio iba con mi maleta enseñando las cosas, ahora lo sigo haciendo porque a los clientes les gusta. Me lo pruebo, les digo cómo se lo pueden poner, si no les gusta algo les explico los cambios que se pueden hacer, porque al fin y al cabo son piezas que he hecho yo y que nadie mejor que yo las conoce».

Imagine Collection, Piamonte y Nac en Madrid, Jaira en Lanzarote, 90º en San Sebastián, Miren Arteaga en León, La Suite en Ponferrada (León), Jaime Portolet en Denia (Alicante), etc., son algunos de sus clientes. En total unas 38 tiendas por toda España.

Su filosofía

Sus piezas son pequeñas obras de arte. «En cada una va un momento de mi vida y la persona que lo compra va a pasar muchos instantes con él, puede llorar con él, enamorarse. Y en cierto modo yo vivo también esas experiencias», comenta su creadora.

Le gustaría que las lleven personas que valoren lo que tienen y el trabajo que ha costado hacerlas. «Gente con alma, que tenga una sensibilidad especial y que las traten bien. Al fin y al cabo son piezas únicas, pequeñas joyas que hay que cuidar como quien tiene un cuadro o cualquier otra obra de arte», afirma. No hay edades, el secreto es apreciarlas y ver el alma del collar.

Más información:

Sandra Robledo

www.sandrarobledo.com

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