Si preguntáramos a las personas que un buen día optaron por montar su propio negocio sobre el porqué de su decisión, unas nos responderían que eso de emprender lo llevan dentro, otras dirían que el desempleo les condujo a ello y hay quien no dudaría en afirmar que es lo mejor para prescindir de un jefe.

A Lydia Casillas le podemos meter en el saco de los últimos y los penúltimos. Esta joven madrileña de 30 años acaba de lanzarse al tejido empresarial porque se quedó en paro y estaba cansada de la gente para la que había trabajado. Lo primero sucedió hace dos meses y de lo segundo se queja desde hace tiempo. «Estaba harta de personas que por cobrar más que tú o tener otra posición en la empresa se creen con mayor criterio de las cosas», señala.

Para Lydia eso de montar un negocio propio era nuevo pero no dudó en hacerlo. En unas semanas ya tenía las puertas abiertas de La Bonita, una tienda de ropa y complementos «pequeña pero con mucho encanto», como dice ella.

Una chica echada para adelante. Así se describe ella. Esto junto a las ganas de trabajar y de cambiar de profesión le animaron definitivamente. Y es que antes de abrir las puertas de su establecimiento lo poco que sabía Lydia de moda no era precisamente por motivos laborales. «Este mundo lo controlo como consumidora no por haber trabajado antes en esto. De hecho, yo soy auxiliar de Enfermería y técnico en Farmacia y, hasta ahora, he desarrollado mi carrera como tal», explica la emprendedora.

Casillas no perdió ni tiempo ni oportunidades cuando optó por la vía del autoempleo. En seguida encontró el local y se puso manos a la obra, sin embargo, las prisas no le allanaron el camino. «Busqué el establecimiento antes de hacer mi plan de empresa y esto me retrasó mucho en temas de banco. No dudé en quedarme con el local porque económicamente era muy asequible y no podía perder la oportunidad y dejar que se lo quedara otra persona. Me hubiera gustado hacer las cosas con más tiempo. Una vez que se empieza todo es dinero y no se puede parar», comenta Lydia.

Y hablando de dinero. Para hacer realidad su sueño profesional, la joven empresaria decidió pedir la capitalización del paro y solicitar un préstamo. «He tenido suerte porque he podido empezar con poco capital. Con el subsidio por desempleo sólo tuve que pedir una pequeña cantidad al banco -dice- En mi caso no me ha hecho falta tener mucho dinero, sino ganas de trabajar y tener claro que es algo mío, mi futuro», añade Casillas.

Como cualquier otra empresa, cuando La Bonita comenzaba a gestarse en la cabeza de Lydia necesitó tener atado otro cabo además del económico, y ese no era otro que el papeleo. La joven necesitó ayuda para enfrentarse a todos los trámites legales que se le pusieron por delante. «Me costó encontrar gente pero luego di con entidades que me informaron muy bien. Entre ellas estaban Omega y el Instituto de la Mujer», comenta la empresaria.

Tiendas de ropa y complementos hay muchas, por eso nuestra protagonista ha de trabajar para diferenciarse del resto y ¿cómo lo hace? Ella subraya que ofreciendo «precios bonitos, trato personal y dando a cada cliente lo que busca».Para tener La Bonita en una zona madrileña repleta de establecimientos no es ningún impedimento, al contrario, puede ser un punto a favor. «Dependiendo del negocio, es mejor juntar la misma actividad en una zona concreta o no. En mi caso es lo ideal, así la gente puede encontrar todo lo que busca sin necesidad de recorrerse varios puntos de la ciudad. Aquí mira, compara y si le gusta, compra», explica la joven.

Sólo ha pasado un mes desde que Lydia abrió su tienda y ya está pensando enmás proyectos. Lo primero que hará será cambiarle el nombre, ya que el que tiene es del local que le han traspasado. Después tocará el turno a las nuevas tecnologías y a la moda masculina. «Quiero crear una página web con un catálogo. La idea es que los usuarios hagan pedido a través de ella. También he pensado vender ropa de chico», comenta.

Casillas no se arrepiente de nada de lo que ha hecho desde que decidió ser su propio jefe, y es que la cosa no le va mal a pesar de la renombrada crisis. «Lo que ofrezco son bienes necesarios, ¿quién no necesita una chaqueta?», concluye.

Más información:

La Bonita

Corredera Alta de San Pablo, 30
Tel.: 914 453 144

lydiacasillas@hotmail.com

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