La producción en cadena ha dejado en el olvido a lo artesanal en todos los sectores. Aunque hay excepciones. Y Kikalakuka es todo un ejemplo de ello.

Todo surgió a raíz de que Begoña Monasterio, una apasionada de la confección arte-sanal de prendas para bebés, pensara en «acercar más nuestro producto a todo el mundo, así surgió la idea de crear una página web». Y dicho y hecho. El resultado fue Kikalakuka, una iniciativa que se ha hecho ya un hueco en el mercado on line.

Tanto es así, que sus prendas no sólo se distribuyen en España, sino que han traspasado fronteras hasta llegar a Inglaterra, Nueva York, Puerto Rico, Argentina e, incluso, Emiratos Árabes.

De lo que se trata, en definitiva, es de «reavivar los sentimientos», subraya Begoña. Por eso, «nuestro público es muy especial». Se deja llevar por los recuerdos, sensaciones y emociones que vienen asociados a ranitas, jesusitos o faldones de bautizos. Porque nada mejor que mantener vivo lo artesanal para despertar los sentimientos más bellos. Y de eso Begoña sabe mucho. Lleva más de 15 años trabajando con ropa de bebé y conoce muy bien el mercado y los gustos de aquéllos que se inclinan por él.

¿Cómo puede acceder este público a las prendas de Kikalakuka? Desde cualquier sitio. Sólo hay que acceder a esta página web y en ella aparecerá todo un muestrario de productos para bebés de cero a 24 meses.

El pedido se puede hacer vía e-mail o telefónica y, una vez hecho, el taller se pone en contacto con el cliente para personalizar la prenda y dejarla a su gusto. Por lo general, el plazo de entrega es de siete a diez días desde que se hace el pedido, aunque este espacio de tiempo puede reducirse incluso a 24 horas si el producto elegido pertenece a la selección en stock.

Retos

No obstante, como señala Begoña, «al ser artesanal, las producciones son muy limitadas. Pero nos apetece este reto». Y para superarlo, cuenta con un equipo de diez personas, aunque tiene colaboradores. Esta emprendedora se rodea, así, de gente especializada, porque «cada bordadora tiene su manera de trabajar y su especialidad». Ella es, sin embargo, la que supervisa todas las prendas. «Todo lo que se fabrica pasa por mis manos», añade.

¿Y para el futuro? «De momento, me conformaría con que Kikalakuka saliera adelante», aclara Begoña en este sentido. Porque si algo deja claro es que es una profesional que anda por el mercado con paso firme, ya que «antes de emprender proyectos más a la larga hay que ir limando ciertos aspectos». Algo que, además, no resultará difícil a esta emprendedora porque «mi trabajo me gusta», concluye.

Prendas únicas

La forma artesanal de su fabricación hace que cada una de las prendas que se ofrecen en Kikalakuka sean únicas. Begoña Monasterio, la fundadora de esta web, es la encargada de diseñar los modelos. «Y como es una ropa con mucho cariño, procuro no copiar nada. Me surgen ideas de colores pero la prenda es siempre la misma, cambian las telas y los bordados», aclara.

¿Cuál es el resultado? Ranitas, jesusitos y faldones de bautizo llenos de fantasía. Nidos de abeja, bordados, lazos… Todo un mundo de detalles se cuelan en estas creaciones para hacer de ellas algo exclusivo y, sin embargo, cómodo. Porque el confort no está reñido con el diseño y, Kikalakuka es todo un ejemplo.

Además, esa exclusividad de la prenda se extiende hasta el último detalle. Incluso a su envoltorio: el cliente recibe la ropita en cajas realizadas y decoradas a mano. Es más, si así lo desea, puede acompañar una tarjeta con un mensaje personal. ¿Quién dijo que internet no conoce la ternura?

Más información:

Kikalakuka

www.kikalakuka.com

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