Entrar en el mundo Kaloto es un placer para los sentidos. El colorido de las flores, hojas y plantas así como la diversidad de sus formas y superficies choca frontalmente con el negro que invade sus paredes y con la simplicidad de volúmenes que conforman la decoración de la tienda. Y no es casualidad. Diego Fernando Valencia y Marcus Walter pusieron gran mimo en la apertura de este negocio en el madrileño barrio de Salamanca, en Madrid, para darle un aire minimalista. Junto a su funcionalidad encontramos la tranquilidad que emana de las fuentes que completan el local y la música, que suavemente acompaña al cliente durante su visita. Y es que todo está cuidado al detalle en este negocio, gracias a que estos emprendedores estuvieron más de un año dando vueltas hasta conseguir tener cerrado todo lo concerniente al proyecto.

«Nos conocimos en otra floristería en Madrid y siempre estábamos soñando con esto», comenta Diego. La idea de estos emprendedores era «romper con la monotonía que había con el tema de la flor» y así hicieron. Para Diego era un hobby que practicaba los fines de semana y para Marcus una profesión que había desarrollado gracias a sus estudios en Alemania, donde la horticultura y floristería es una doble titulación universitaria.

La primera traba, encontrar un local

Después de un año trabajando juntos, Marcus regresó a su país para conseguir el dinero suficiente para volver a España y poner en marcha su sueño. «Un proceso muy largo», comenta Marcus, que finalmente se hizo realidad en el mes de noviembre de 2004. Encontrar un local adecuado para la exposición de sus productos, en una zona céntrica, de paso comercial y con el espacio suficiente para el almacén fue el primer obstáculo con el que se encontraron estos empresarios. Finalmente, el establecimiento, situado en una esquina y cercano a una zona de gran tránsito, se ha convertido en una gran elección.

Junto a la indagación inmobiliaria Diego y Marcus tuvieron que buscar financiación en créditos personales, que subrogaron con entidades financieras directamente. Aunque Marcus pertenece a la AJE (Asociación de Jóvenes Empresarios) y su intención era solicitar los préstamos a través de esta entidad, encontró grandes dificultades en la obtención del papeleo, algo incrementado por su condición de ciudadano extranjero en nuestro país.

A esto tuvieron que unir la reforma del local, que realizaron con la ayuda de un arquitecto y de un grupo de amigos, así como la necesidad de mantenerse durante este tiempo hasta que se hacían un hueco en el mercado y conseguían clientela. «Sólo ahora estamos comenzando a cobrar un sueldo», reconoce Diego.

Un trabajo muy personal

Después de los duros comienzos, ‘los de Kaloto’, como ya se les conoce, cuentan con una amplia red de proveedores y de clientes, que se va ampliando día a día. La clave de Kaloto es que no es una floristería al uso como la que podemos encontrar en cualquier barrio. En sus escaparates ya nos anticipan creaciones y diseños muy particulares que, una vez en el interior, se pueden convertir en una verdadera obra de arte según los dictados particulares del cliente. Sin duda los grandes ventanales son una de las mejores fuentes de publicidad de este negocio, que renuevan cada mes para mantener viva la creatividad y la actividad del local.

Tanto Marcus como Diego realizan diseños florales y nos pueden asesorar a la hora de realizar un encargo. Además de venta de flores y plantas, realizan centros, ramos de novias, encargos para iglesias, centros para difuntos, decoración de oficinas y salones, convenciones, stands en ferias y así un largo etcétera.

De ahí que cuenten con un público muy diferente: «Hay mucha gente que entra preguntando por el clavel y las margaritas», comenta Marcus, «y, a veces, también tenemos, pero diferentes. A lo mejor ofrecemos un clavel verde o una margarita en rojo vino tinto». Exceptuando a los despistados, el cliente de Kaloto no busca lo habitual. Por eso sus creadores no quieren copiar a nadie y pretenden «romper con la monotonía del tema de la flor». En este sentido un claro ejemplo lo tenemos en los ‘kaloto design’, una creación en la que suelen utilizar orquídeas (gracias a que es una flor dura de gran resistencia) que por un precio módico (entre 10 y 25 euros) los convierte en un detalle que nos hará quedar bien en cualquier ocasión.

Entre sus clientes ya encontramos al Casino de Madrid, al Club de Tiro y en ocasiones han preparado eventos para el Instituto de la Mujer. Además, en un principio utilizaron un suplemento de un diario nacional donde insertaron publicidad, que han ampliado con otras inserciones y que completan con colaboraciones en revistas especializadas.

Una gran acogida

De momento la acogida ha sido positiva y ya está entre sus planes la ampliación de servicios. «Queremos abrir más tiendas», afirma Marcus, aunque de momento es sólo una idea puesto que el negocio lo gestionan únicamente estos dos emprendedores. Han contado con la ayuda de empleados a media jornada, pero todavía no han encontrado a la persona que buscan.

Hasta entonces no pondrán en marcha sus nuevos proyectos, entre los que cuentan la venta por internet, la renovación constante de su página web o la introducción de nuevas tecnologías. De momento, prueban con la introducción en el local de exposiciones y la intención de ampliar su número de proveedores. Así conseguirán que los balances estadísticos que realiza Marcus cada mes indiquen que las cifras van en aumento.

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