El mercado de los artículos de fiesta y carnaval cuenta cada vez con más adeptos. De hecho, se trata de un sector que cada vez crece más, dejando de lado su tradicional temporalidad. Navidad, fin de año, Reyes, San Valentín, Halloween, carnaval, cumpleaños, bodas, bautizos, comuniones, graduaciones, despedidas de soltero, fiestas locales… son ocasiones en las que no dudamos en plantarnos el correspondiente disfraz y pasar un rato divertido.

Aunque la importación de artículos de fiesta y carnaval creció un 20 por ciento durante el año pasado (según datos del ICEX), cada vez hay más fabricantes y distribuidores nacionales e internacionales que operan en nuestro país. Se trata de un ámbito muy atomizado, con competidores locales que no logran cuotas de mercado significativas. En el caso de las grandes superficies, éstas sólo apuestan por estas líneas en determinadas fechas, lo que les impide competir con los establecimientos especializados.

Uno de estos últimos es Barullo Company, firma que nació en 2003 con la puesta en marcha de una primera tienda en la madrileña calle de Santa Engracia. «Decidimos hacer un nuevo concepto de tienda de disfraces y artículos de fiesta. Buscábamos crear una tienda diferente, donde el cliente disfrute de una experiencia de tienda distinta», explica el socio-director de Barullo, Gonzalo Fernández.

El buen funcionamiento de este primer local les llevó a inaugurar otra tienda al año siguiente y otras dos más en 2007, todas ellas en Madrid. «También hemos creado una estructura logística y una oficina central para prepararnos para dar un buen servicio a los franquiciados», comenta. Porque ahora están inmersos en su expansión, precisamente, a través del sistema de franquicias.

Expansión

Abiertos a su crecimiento por todo el país, desde Barullo se inclinan por las ciudades grandes, fijándose en zonas como el Levante, Cataluña, Andalucía, el País Vasco, etc. «Cualquier comunidad autónoma nos interesa si tiene una población suficiente para nuestra actividad concreta», señala Gonzalo Fernández.

En este primer año de expansión, la prudencia es lo que les está caracterizando. Como aclara Gonzalo, «preferimos ser un poco selectivos, encontrar emprendedores que de verdad entiendan la filosofía del negocio y que quieran unirse a nosotros con este concepto». De este modo, sus previsiones para este primer año se centran en inaugurar tres o cuatro unidades. «En los próximos tres o cuatro años intentaremos abrir entre cuatro y cinco locales al año».

¿Qué diferencia a Barullo de otras marcas del sector? Lo primero es su concepto de tienda: se pretende que entres en el local y te sorprendas. «Te puede aparecer un Spiderman saliendo del techo, te puedes encontrar un mayordomo que de repente de habla, etc.», afirma el socio-director de la firma. En este punto se cuida mucho la decoración del establecimiento.

Por otra parte, la exposición del producto también es diferente. Así, los disfraces no están colgados en perchas con sus plásticos sino que se exponen en paneles grandes, donde pueden verse y tocarse fácilmente. Por último, lo que denominan el mix de productos. «Tenemos dos grandes categorías: disfraces, por un lado, y artículos de fiesta por otro. Esto es un mix de producto equilibrado. Provoca que haya mucha venta cruzada. La madre puede ir a buscar un disfraz a nuestras tiendas y cuando vea que también hay decoración para fiestas o vajillas infantiles, se acordará cuando tenga el cumpleaños de su hijo», concluye Gonzalo Fernández.

Se buscan franquiciados

El franquiciado que buscan desde Barullo es una persona con espíritu emprendedor. Además, tendrá capacidad de gestión, no sólo administrativa o de negocio, sino también de personas. «Tratará de gestionar bien al equipo porque las personas que están en la tienda y que atienden al cliente son muy importantes», señala el socio-director de la firma, Gonzalo Fernández. También debe contar con un fuerte espíritu comercial, identificándose mucho con el negocio. «Que le guste, que le gusten nuestras tiendas y el producto que vendemos», sostiene. Aunque se inclinan por una persona que esté al frente de la tienda, también se abren a un perfil más puramente inversor.

La formación que recibe cada franquiciado es de dos tipos: una más teórica, que se concreta en un seminario donde se explica tanto el concepto de negocio como la parte operativa; y la formación en el propio punto de venta, en cualquiera de sus tiendas. De este modo, de una forma muy práctica, se formarán en toda la operativa del negocio.

El momento de los cálculos

Para poner en marcha una franquicia de Barullo hay que realizar una inversión inicial de 82.450 euros, más el coste derivado de la obra civil que haya que realizar en el local. El canon de entrada asciende a 15.000 euros y la inversión inicial se recupera en un período de dos años y medio.

Cada franquicia tendrá que pagar un ‘royalty’ de explotación del cuatro por ciento, no estableciéndose el pago de ningún canon de publicidad.

El local tendrá una dimensión de 120 metros cuadrados, más 40 metros que se destinarán a almacén (puede ser en forma de sótano), para todo el ‘stock’ de productos que tiene que almacenar el franquiciado.

Respecto a su ubicación, «tendrá elevado tránsito, o bien de peatones o bien de vehículos», comenta el socio-director, Gonzalo Fernández. «Lo que queremos para nosotros es la visibilidad, que sean locales visibles para que cuando el cliente tenga una necesidad de comprar alguno de nuestros productos se acuerde de las tiendas Barullo. No tienen que estar en la zona más comercial de la ciudad».

El contrato se firma por cinco años.

Más información:

Barullo

Tel.: 902 529 852

www.barullo.com

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