La Mutua Egara (Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social) ha presentado el Primer Informe del Barómetro Mutua Egara sobre actitudes y comportamientos frente a los riesgos laborales en la empresa española. Y los resultados han puesto de manifiesto que tanto empresas como trabajadores tienen una visión irreal frente a los riesgos laborales.

A pesar de que las compañías valoran la eficacia de las medidas de prevención positivamente (en un 80% de los casos), tan sólo el 53% de los trabajadores utiliza siempre las medidas de protección, lo que conlleva que el 80% de las empresas haya sufrido algún accidente en los últimos dos años. Para Ana Laborda, profesora del departamento económico de ESADE y una de las investigadoras en el informe, «es un dato muy importante», en especial si se tiene en cuenta que en el baremo no se han incluido los accidentes in itinere. De ahí que desde el equipo investigador se piense que «hay un planteamiento optimista de la realidad».

«El problema está en que los trabajadores no utilizan siempre las medidas de protección», explica la investigadora. Y hace un símil con las campañas que se realizan en otros ámbitos, por ejemplo, el de la seguridad vial. «La pretensión es que el cien por cien de las personas utilicen siempre el cinturón de seguridad. Con la prevención de riesgos laborales debería ser lo mismo».

La mitad, sin protección

Para ello se basan en los propios resultados de su informe. «Aunque hay un 50% de empresas que siempre lo utilizan, nosotros hacemos una lectura en negativo, es decir, todavía hay un cincuenta por ciento que no siempre utiliza las medidas de protección».

Por eso, han clasificado a los trabajadores en cuatro grupos: los que no perciben el riesgo (el 11%); los que perciben el riesgo pero no se consideran vulnerables y no actúan, es decir, no toman medidas preventivas (el 20%); los que actúan, pero sólo a veces, utilizando las medidas de prevención (el 16%), y los que actúan siempre utilizando las medidas de prevención (el 53%).

El abordaje de las medidas no puede ser el mismo en las cuatro etapas. «La primera situación no percibe el riesgo porque le falta información», explica Laborda. En la segunda se conoce la existencia del riesgo, pero la persona necesita más «formación». En la tercera fase, el éxito pasa por «cambiar la mentalidad. Hay que racionalizar la peligrosidad, tenemos que habituar a los trabajadores a distinguir entre protegerse del riesgo y el riesgo que han de proteger». Por último, «en la cuarta etapa todo el mundo está concienciado».

Los elementos informativo y formativo son básicos en las primeras etapas, pero también el carácter. «La sensación de que a nosotros no nos va a pasar, la tenemos en todos los aspectos de la vida. Se necesitan mecanismos que cambien esta mentalidad», ante los cuales los sistemas tradicionales no siempre funcionan.

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