El trabajo ha perdidoparte de su capacidad para generar en los jóvenes la sensación de que gracias al empleo forman parte de la sociedad y pueden sentirse realizados como personas.

?sta es una de las ideas que se desprende del ensayo «Crisis de trabajo y emergencia de nuevas formas de subjetividad laboral en los jóvenes», en el que ha participado el sociólogo Bernat Albaigés.

El análisis se ha basado en entrevistas cualitativas a jóvenes de entre 18 y 25 años, no emancipados y en una situación laboral inestable. Aunque los resultados sólo reflejan una pequeña parte de la realidad, apuntan hacia un cambio de tendencia en lo que se refiere a la visión de los jóvenes sobre el mercado laboral y a su nueva actitud hacia el empleo.

David Martínez, director de recursos humanos de AF Steelcase, aseguraba recientemente en la jornada de APD «Nuevos retos en la gestión de personas» que hoy conviven en las empresas tres generaciones de profesionales con intereses bien diferentes:

  • El personal de más edad que entiende el trabajo como una de las partes más importantes de su vida.
  • La Generación X —de los 27 a los 37 años, aproximadamente—, para quienes el objetivo es alcanzar el equilibrio entre vida laboral y personal.
  • La Generación Y —los más jóvenes—, que en muchos casos sólo se comprometen con sus objetivos personales y pocas veces con los de las empresas donde trabajan, por lo que plantean un nuevo reto a los responsables de recursos humanos.

¿Es cierto que a los jóvenes les interesan más el ocio o el consumo que el trabajo? Los expertos en selección de personal tienen sus dudas, pero señalan cambios significativos en la actitud de una parte de la juventud hacia el mundo laboral.

Claudia Gil, responsable regional de Selección y Formación del Grupo Adecco en la zona centro, asegura que la actitud está relacionada con el nivel de estudios de los jóvenes y con la evolución de la sociedad española y de su mercado laboral.

«Los jóvenes de 18 a 22 años tienen las necesidades básicas cubiertas. Viven con los padres, tienen de todo y, por tanto, su espíritu de sacrificio es menor que el de los jóvenes de hace años, principalmente entre los que tienen menos formación. Lo mismo les da trabajar en un sitio que en otro. Saben que les vamos a seguir llamando y eligen. Tienen la sartén por el mango, por eso se comprometen menos, pero con cinco o seis años más se dan cuenta de que se han equivocado», asegura Claudia Gil.

También apunta que «los diplomados y licenciados se comprometen mucho más, sobre todo los que ya han tenido alguna experiencia laboral. Son conscientes de que el mercado está plagado de titulados y si quieren conseguir un trabajo han de ser responsables. Además necesitan ingresos para casarse o vivir en pareja».

Dueños de su carrera

Josep M.? Navarro, director de Hay Selección en Cataluña, consultora especializada en perfiles altos, coincide con Claudia Gil al afirmar que los jóvenes con formación se comprometen con las empresas y demuestran interés por el trabajo. «En este sentido no hay grandes diferencias respecto a generaciones anteriores».

Lo que sí ha cambiado, según apunta Navarro, es el deseo de los jóvenes por ser los dueños de su carrera profesional. «Antes un trabajo era para toda la vida y marcharse estaba mal visto. Era la empresa la que decidía tu carrera: si trabajabas bien te recompensaba y te promocionaba. Hoy los jóvenes deciden por sí mismos hasta dónde quieren llegar. Permanecen en una organización sólo si ésta satisface sus aspiraciones de carrera, y cuando ya no encuentran en ella lo que buscan se van a otra para que les cubra el siguiente tramo de su proyecto profesional».

Esta nueva forma de entender el empleo está llevando a algunas empresas a plantearse nuevas estrategias para motivar y fidelizar a los empleados más valiosos.

Pero, ¿vale la pena retener a alguien que ya no está interesado en permanecer en una organización? Esta es quizá la pregunta que se plantean muchos directores de recursos humanos y para la que pronto deberán hallar respuesta.

A tenor de las opiniones expresadas por los expertos, en lo que coinciden es en afirmar que la actitud de los jóvenes hacia el empleo es heterogénea.

Un poco de todo

Francesc Roqué, consejero delegado de la consultora de recursos humanos ABR Action Consulting, así lo confirma: «Hace 20 o 30 años podías generalizar en algunos aspectos acerca de las actitudes de una persona joven, hoy no. En los procesos de selección te encuentras gente fabulosa —con una excelente preparación y muchas ganas de trabajar—, y personas con una actitud de escaso compromiso. Debería ser preocupante para alguien con más de 30 años vivir con los padres y no tener un empleo, pero cada vez nos encontramos con más casos de este tipo».

Bernat Albaigés, coautor del estudio sobre los jóvenes y el empleo, cree que quedarse con los padres a la larga es insostenible y que si esos jóvenes no modifican su actitudentraremos en una crisis real.

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