La principal queja de los nuevos empresarios es que los actuales instrumentos del sistema financiero no se ajustan a sus necesidades reales. Según el profesor José María Veciana, autor del informe de La Caixa titulado «La creación de empresas, un enfoque gerencial», esto se debe a que «los instrumentos financieros actuales ofrecen modalidades de crédito a corto plazo, pensadas para financiar el circulante de las empresas en funcionamiento».

Así, en su gran mayoría, los emprendedores carecen del dinero necesario para poner en marcha un negocio, razón por la cual reclaman no tener que destinar los primeros dividendos de la nueva aventura empresarial a devolver los préstamos.

Atendiendo al mismo informe de La Caixa, la alternativa por la que optan cada vez más emprendedores es la del capital riesgo. «Las compañías de capital riesgo constituyen una valiosa fuente de financiación para las nuevas empresas innovadoras, sobretodo para las que están basadas en las nuevas tecnologías, aunque desgraciadamente incluso en los países industrializados constituyen un porcentaje muy reducido del total de empresas creadas», apunta Veciana.

Además, estos fondos generan desconfianza en los emprendedores, ya que sólo uno de cada diez se muestra dispuesto a aceptar a una compañía de capital riesgo en su proyecto.

La alternativa de los microcréditos

Otra alternativa a la financiación, según el estudio de La Caixa, es la de los microcréditos. Se trata de préstamos que ofrecen las entidades bancarias a los nuevos empresarios que no requieren avales ni ningún tipo de garantía.

A diferencia de los préstamos ordinarios, los microcréditos se conceden con cantidades económicas inferiores, hasta 25.000 euros, concretamente.

Otro obstáculo significativo para emprender un negocio es, según el profesor José María Veciana, la selección de personal. En su opinión, «las empresas se quejan de encontrar buenos profesionales dispuestos a apostar por nuevas empresas es muy difícil porque los profesionales prefieren integrarse en grandes empresas y, además, la nueva compañía tampoco puede competir en salarios y en condiciones».

A parte, desde el punto de vista de la gestión el informe denuncia que la principal causa de fracaso de las nuevas empresas es la que hace referencia a las disputas entre los socios. Prueba de ello es que de las compañías creadas por varios fundadores, al cabo de cuatro años sólo el 52 % mantiene intacto el mismo equipo.

Datos pesimistas

Los datos que ofrece el estudio «La creación de empresas, un enfoque gerencial» de La Caixa son bastante pesimistas. Así, según esta fuente, cada año desaparecen en España más de 15.000 empresas, la mayoría pequeñas.

Ni siquiera la creación de un tipo de sociedad por el que las pequeñas compañías puedan constituirse en 48 horas ha reforzado el espíritu emprendedor. En dos años se han creado sólo 2.212 compañías por esta vía.

A este contexto hay que añadir el agravio comparativo de España con respecto a la Unión Europea. Por ejemplo, poner en marcha una empresa en España supone un desembolso mínimo de 3.000 euros, hasta cuatro veces menos que en países como Alemania, Dinamarca o Suecia. En cambio, en Francia sólo se exigen 1.500 euros y en Portugal 2.500 euros.

Por otra parte, España está en la cabeza de la Unión Europea en rapidez en la constitución de compañías: crear una empresa cuesta sólo entre 18 y 37 días, mientras que en Holanda se tarda 67 días y en Suecia 98 días. Sin embargo, en España siguen vigentes algunos costes administrativos que ya se han eliminado en otros país europeos y que encarecen la constitución.

La concesión de ayudas

Aunque las instituciones públicas y privadas se enorgullecen de ofrecer a los emprendedores diferentes ayudas y subvenciones para hacer realidad su sueño empresarial, en la práctica muy pocas empresas se benefician de ellas.

Una encuesta reciente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio titulada «Instrumentos de apoyo a empresas jóvenes» indicaba que un 61% de los emprendedores denunciaba la abundante documentación que se exige para obtener estas ayudas.

La misma encuesta ponía de manifiesto que un 39% lamentaba las dificultades para encontrar información y que un 30% apuntaba la lentitud con que se conceden, de tal forma que cuando se atorgan ya no son necesarias.

Entre las críticas más comunes destacan aquéllas que consideran que una gran parte de las subvenciones quedan sin repartir porque se desconoce cuáles son y a dónde dirigirse para obtenerlas. Por ello, pertenecer a asociaciones empresariales o a cámaras de comercio puede ser muy valioso para beneficiarse de las diferentes ayudas y subvenciones existentes.

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