«Si hablamos de hacer un ranking de lo que más valoran las empresas en un candidato, para muchos puestos el primer lugar lo ocupa, sin ninguna duda, la experiencia; el segundo lugar, tener una licenciatura o diplomatura y el tercero, las habilidades sociales y comunicativas. A no ser que por el tipo de trabajo sea necesario un título universitario para poder ejercer, por ejemplo el de arquitecto. Entonces el orden sería: carrera, experiencia y habilidades sociales y comunicativas», asegura Francesc Roqué, consejero delegado de la consultora de RR.HH. ABR Action Consulting.

¿Va esa necesidad de poseer experiencia acompañada de una retribución mayor que en años anteriores? No necesariamente, pero depende de los casos. Francesc Roqué opina que los sueldos no han experimentado en absoluto un crecimiento espectacular. «Nos encontramos en un momento de ligero crecimiento por encima del IPC, pero los salarios no se han disparado», asegura. Sin embargo, «como la selección de candidatos se realiza cada vez más a través de la búsqueda directa eso permite al profesional negociar sus condiciones, incluido el salario», explica Roqué. «La búsqueda directa ha crecido mucho como método para la selección y no sólo para los puestos directivos o de técnicos especializados sino que está llegando también a los de nivel medio», comenta el consejero delegado de ABR.

La escasa oferta de profesionales para determinadas actividades unida a la reticencia de las empresas a la hora de pagar salarios altos hace que el reto de los expertos en selección por conseguir a los mejores aún sea mayor.

En busca de la adaptabilidad

Además, no sólo se requiere experiencia y formación sino que cada vez se valoran más las habilidades sociales, aunque no todos los profesionales poseen las que buscan las empresas. Cabe mencionar la adaptación al cambio, la flexibilidad, la capacidad de aprendizaje, el control emocional, el optimismo, la capacidad para asumir riesgos y responsabilidades, la capacidad de comunicación, la facilidad para el trabajo en equipo, el compromiso, la confianza en uno mismo y la orientación al cliente, aunque existen muchas otras.

Ernesto Poveda, socio-director de ICSA Recursos Humanos, destaca especialmente la adaptabilidad. «Muchas empresas la valoran incluso más que el hecho de poseer unos determinados conocimientos porque hoy el cambio es tan rápido que en poco tiempo dentro de una misma organización pueden aparecer nuevas necesidades y trabajos y desaparecer otros. Las empresas necesitan profesionales adaptables y con la mente muy abierta, si no cuando se acaba el trabajo para el que los contrató o se los queda sin que sean productivos o los ha de echar. Eso tiene unos costes muy altos, de tipo económico para el empresario y de tipo emocional para la persona. La mejor opción es reciclar al profesional».

La eterna pregunta es si las habilidades sociales y ciertas actitudes son innatas o se pueden adquirir. La verdad es que todos las poseemos en mayor o menor grado, pero indudablemente se pueden perfeccionar.

Los júnior exigen mucho

Aunque las empresas buscan en los candidatos muchos aspectos que son comunes a todos los perfiles existen diferencias entre lo que esperan de un júnior y de un senior.

«Las empresas buscan en los júnior personas con ciertas actitudes y vinculación con el proyecto en el que van a participar. Sin embargo nos encontramos con el problema de que algunos jóvenes no tienen el espíritu de sacrificio que se espera de ellos. A veces nos cuesta encontrar jóvenes con una actitud humilde, que entiendan que a corto plazo lo que han de hacer en el trabajo es una inversión, que no se puede ocupar el cargo de director en dos días», explica Ana Boixader, responsable de la oficina de la consultora Psicotec en Cataluña. Boixader añade que algunos jóvenes «piensan mucho en el corto plazo, valoran especialmente la calidad de vida y un determinado salario, y como a menudo tienen varias ofertas a su alcance, eligen».

En lo que respecta a los conocimientos de lenguas extranjeras, tambíén plantean problemas. «Se siguen pidiendo idiomas», asegura Francesc Roqué, consejero delegado de la consultora de RR.HH. ABR Action Consulting, «y hemos mejorado mucho, pero todavía es habitual encontrar excelentes profesionales con un nivel bajo de inglés. Los idiomas son aún un handicap para los mayores de 35 años».

En lo que respecta a la informática y las nuevas tecnologías, las empresas dan por hecho que los candidatos las poseen, principalmente el paquete Office, y además esperan que conozcan los principales programas que más se utilizan en la especialidad en la que se ofrece el puesto de trabajo.

Poco dispuestos a la movilidad

Otro de los aspectos que forman parte del tan deseado ‘candidato 10’ es su disponibilidad para viajar y cambiar de residencia, algo a lo que muchos profesionales, especialmente de cierta edad, aún se resisten.

«Es una de las dificultades con las que nos encontramos en la selección de personal», comenta Ana Boixader, responsable de la oficina de la consultora Psicotec en Cataluña. «Y en algunas comunidades más que en otras. No hay tantos problemas con los candidatos de Madrid ni tampoco con los de zonas donde la oferta de empleo es escasa, pues precisamente por eso están más dispuestos a la movilidad. Donde tenemos más dificultades es en Cataluña y especialmente en las posiciones más bajas. En esos casos la gente quiere un empleo cerca de casa».

Ernesto Poveda, socio-director de ICSA Recursos Humanos, opina que la escasa disposición de los profesionales hacia la movilidad geográfica «es un problema serio porque las empresas cada vez la piden más». Pero reconoce que «tampoco se dan las condiciones necesarias para facilitarla pues puede ser difícil encontrar escuelas para los hijos, trabajo para la pareja… La única esperanza que nos queda es la de los jóvenes, ya que tienen menos compromisos».

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