En una entrevista de trabajo, es perfectamente comprensible que el candidato se sienta
tenso. Pero para que esta tensión no se convierta en nerviosismo sino que refuerce la
capacidad del entrevistado, éste debe haber evaluado antes toda una serie de cuestiones.

Las preguntas que le pueden poner en jaque son:

1. Explíqueme algo sobre usted

2. ¿Qué le hace usted mejor del resto de los candidatos?

3. ¿Por qué quiere trabajar con nosotros?

4. ¿Por qué quiere cambiar de empresa?

5. ¿Cuáles son tus expectativas económicas?

6. Preguntas personales o íntimas: ¿Está casado/a? ¿Tiene intención de quedarse embarazada?

7. ¿Cuál es su proyecto de futuro a tres o cinco años vista?

8. ¿Cuáles son tus mayores defectos?

9. ¿Qué hace en su tiempo libre?

10. ¿Qué significa para usted el trabajo?

11. ¿Tiene alguna pregunta?

Todas estas preguntas tienen en común dos elementos: por un lado, su vocación genérica y reflexiva ya
que miden la capacidad de abstracción y las habilidades comunicativas del candidato.

Por otro, también ponen en juego su madurez y soltura en momentos de presión, una situación que
suele darse a menudo en el ámbito laboral.

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