En el currículo existen diferentes apartados que pueden ser amañados para dar mayor coherencia a una carrera profesional. Los más habituales son:

  • Idiomas: El nivel de idiomas se suele engordar a no ser que se tenga una base académica muy sólida.
    Así, cuando se introduce en el currículo «dominio medio» en inglés, suele significar «nivel básico».
  • Aumentar la experiencia laboral: No es que el candidato se invente un puesto de trabajo de la nada, pero sí
    que se amplían los tiempos que se ha estado en la empresa. Normalmente se recurre a esta táctica para esconder largos periodos de inactividad.
  • Incluir cursos: Algún cursillo se transforma en posgrado en el currículo o, en menos casos, la formación aún no finalizada se incluye como terminada.
  • Edad: Aunque parezca un anacronismo, algunas personas no incluyen su fecha de nacimiento por miedo a ser descartadas.
    Mientras que en Estados Unidos está prohibido incorporar esta información en el currículo para evitar casos de discriminación, este sistema
    no está implantado en España.
  • Habilidades sociales: Muchos manuales apuntan cuáles son las adecuadas para un perfil profesional concreto, por lo que mucha gente las copia directamente sin reflexionar acerca de sus capacidades.

Cómo se descubre

A simple vista, un currículo ‘inflado’ es difícil de detectar, incluso para los ojos de los expertos en selección de personal. No es extraño que pase este primer filtro sin demasiadas
complicaciones. En cambio, cuando llega el momento de realizar la entrevista personal comienza a descubrirse el engaño.

Si el entrevistado no es capaz de dar algunos datos concretos, si titubea demasiado o no habla en primera persona
-reacción típica de una persona que está mintiendo-, el entrevistador comenzará a dudar de la veracidad lo que está escuchando.

Por el simple hecho de inducir al recelo, directamente el candidato pierde muchos puntos para ser seleccionado.
Si finalmente se descubre que ha exagerado en su currículo, la reacción
más habitual del responsable de selección será finalizar rápidamente la entrevista y descartarlo. También puede ser que comente
a la cara las imprecisiones en las que ha incurrido por si quiere matizarlas.

Además, muchas empresas y consultoras siguen recurriendo a las referencias para contrastar las informaciones
que se dan durante la entrevista. Si la persona ha exagerado en algún apartado del currículo fácilmente lo pueden descubrir.
Para puestos laborales que requieren de unas habilidades determinadas, bien sea idiomas o una formación específica,
se suelen realizar pruebas de nivel que reflejan exactamente los conocimientos.

Quién suele inflar

No existe un perfil determinado para las personas
que realizan estas prácticas, pero en algunos sectores
se dan más casos que en otros:

  • Recién licenciados: Aunque atesoran una formación sólida, se encuentran que el mercado laboral les demanda más experiencia de la que tienen y unos requisitos especializados (idiomas, cursos, habilidades técnicas).
  • Baja cualificación profesional: Sin estudios superiores y con poca experiencia laboral, algunos prefieren engordar su currículo con información falsa.
  • Personas que quieren ocultar periodos de inactividad:
    Por temor a presentar un currículo con vacíos en periodos de tiempo prolongados.

Algunos expertos consideran que, más que la situación laboral de cada uno, lo que verdaderamente determina la veracidad en la elaboración de un currículo es la actitud y forma de ser de la persona.

Mentiras piadosas

Existen formas de ‘vestir’ el currículo, de darle cuerpo, sin necesidad de acudir al engaño. El objetivo
es dar al currículo un valor añadido mediante la elección precisa del lenguaje y vocabulario a utilizar.

Un ejemplo: En vez de describir un antiguo puesto de trabajo como «administrativo», se puede sustituir por «responsable de la gestión de pedidos». Definir técnicamente un puesto de trabajo
diferenciándolo de cómo se suele utilizar en el lenguaje de la calle puede posicionar al candidato en una situación más ventajosa.

Por otro lado, si una persona comete algún exceso con el currículo, lo que se recomienda es comentarlo con el
entrevistador,
ya que lo más probable es que tarde o temprano se dé cuenta. Para que no llegue ese momento, lo más inteligente
es, según los expertos, ir con la verdad por delante.

© Laboris