Directivos interinos. Ésa sería la traducción literal
de los interim managers, profesionales con muchos años de
experiencia en gestión empresarial que se incorporan a una
compañía por un tiempo limitado y con una misión
muy concreta.

El interim management puede responder a necesidades muy
diversas: fusiones, reestructuraciones, reflotamiento de empresas… Sin
embargo, también puede ser de utilidad en compañías
con una estructura gerencial reducida que necesitan a un directivo centrado
sólo en un proyecto: el lanzamiento de un producto, un plan de
reducción de costes, etc.

Los interim managers, por tanto, no intervienen sólo en
situaciones negativas, pero sí excepcionales y, por lo general,
urgentes.

Se trata de una práctica bastante extendida en países como
Inglaterra o Estados Unidos pero poco habitual aún en nuestro país.

La incorporación del interim manager se produce en la gran
mayoría de los casos a través de firmas especializadas,
que son las que contratan a estos profesionales para cederlos a las empresas
usuarias.

La principal ventaja para la empresa es que no ha de contratar
a un nuevo directivo, con lo que el coste no es fijo, sino variable. El
interim manager, además, no amenaza la posición del
resto de directivos, porque no está ahí para quedarse.

Y no hay que olvidar que, por su elevada cualificación, serían
muy pocas las empresas que podrían asumir su salario en el caso
de contratarle directamente.

Información elaborada por Juan Miguel Rosa

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