La doble escala salarial se produce cuando una empresa decide contratar personas con salarios inferiores a los que perciben los trabajadores ya en plantilla, con la misma categoría profesional y que realizan el mismo trabajo.

Los nuevos empleados suelen cobrar entre el 10% y el 30% menos que sus compañeros, pero lo habitual es que esa diferencia sea temporal. Se va reduciendo progresivamente hasta que el salario se equipara en un plazo de entre dos y seis años.

La práctica de la doble escala salarial se extendió desde mediados de los años 90, sobre todo entre las grandes empresas del sector industrial, donde la tecnificación de los procesos productivos ha obligado a este tipo de compañías a contratar trabajadores con una cualificación superior a la que se necesitaba años atrás.

Eso ha disparado los costes laborales, lo que ha llevado a algunas industrias a pagar menos a los nuevos trabajadores que contratan hasta que el aumento de la productividad y los beneficios permitan remunerarlos con el mismo sueldo que al resto de sus compañeros.

Tradicionalmente, los sindicatos han sido contrarios a esta práctica, pues defienden que a igual trabajo, igual salario. Pero en algunos casos han aceptado la doble escala salarial negociándola a través de los convenios colectivos o de acuerdos de empresa.

Entienden que es una fórmula aceptable, aunque no deseable, en situaciones en que si no se opta por ella el empleo de los trabajadores en plantilla puede peligrar y además frenarse la contratación de nuevos profesionales.

Información elaborada por Montse Ramírez

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