Miquel Bonet, abogado, profesor y defensor del usuario de e-learning

Nadie conoce mejor la soledad que los que la sufren constantemente, aunque los demás no nos demos cuenta, y con el teletrabajo o con la formación a distancia, ocurre un fenómeno similar, envidiamos las ventajas de estudiar o trabajar fuera de horario, de evitar desplazarnos y de conectar el ADSL cuando, nos place.

Pero no tenemos en cuenta, que a menudo, no tener horario, equivale, empezar a trabajar, cuando los otras tareas que tenemos, se han realizado, la diferencia de una aula o un despacho virtual, equivale a la limitación de medios y privarse de toda comunicación no verbal, no trabajar en grupo, es perderse el contacto humano y no olvidemos que incluso éxito sólo depende de la percepción de los demás.

En cuanto a lo de conectarse cuando uno quiera, mientras dependamos de una red tecnológica, con velocidad precaria, en el que los «cuelgues» del sistema, son tan familiares como la tecla del «reset», mejor cambiemos la voluntariedad por la posibilidad.

Casi nadie se da cuenta de lo que significa tratar de aprender desde la distancia, incluso ensayándolo previamente, pruebe el lector, a explicar cómo cocinar un plato o hacer un nudo o más fácil, montar un mueble a través de un manual y una terminal de teléfono u ordenador y lo comprobará.

Porque para aprender de verdad hace falta tener un modelo, poder experimentar directamente, descubriendo los errores para poder cambiar, y esto sólo funciona si tenemos a alguien a nuestro lado. Es muy difícil hacerlo solos.

La forma de aprender que está adquiriendo un notable avance, en el mundo de la formación, es el e-learning, muy distinto de la tradicional formación a distancia.

Según un informe de Elogos-IESE (pág. 47) en 2009, el 72% de las grandes empresas disponen de plataforma de e-learning.

La diferencia entre el buen y mal e-learning consiste, básicamente, en la capacidad del plan docente, el tutor y la plataforma para simular situaciones reales – como las cabinas virtuales de los pilotos – creando determinadas herramientas que estimulen al alumno hacia el descubrimiento de su propio aprendizaje.

Por ello, deben rechazarse los métodos didácticos, basados en el modelo presencial y pensar en una nueva metodología docente, auténticamente virtual, o sea, imaginativa, motivadora, autoestimulante y especialmente tutorizada por profesores, que empaticen con el alumno, para conseguir que éste avance hacia aprendizaje real, o incluso se divierta llegando a las expectativas previstas.

Ante esta forma tan novedosa y al mismo tiempo atractiva de aprender, se me plantean dudas y experiencias que he podido contrastar como profesor virtual, además de presencial, como consultor académico y también como jurista y que entiendo que deben velarse, especialmente, desde el ámbito de una asociación dedicada precisamente, a la mayor y mejor divulgación del uso del e-learning, como un camino de formación congruente con nuestro tiempo y avanzando en paralelo, con el futuro de las tecnologías de la comunicación.

Creo que podremos llegar a virtualizar, copiar o incluso clonar casi todo, menos las emociones humanas, me interesa ciencia, cuando se ocupa de mejorar la existencia de las personas, trascendiendo la simple constatación de hechos que no contribuyen a mejorar la existencia de todos y me gusta fomentar el acceso a la cultura universal, que es la suma de lo que «todos» hemos aprendido, gracias a internet, sólo, si puede ayudar a la gente, a fin de que, conociendo mejor su entorno, tenga la opción de cambiarlo o mejorarlo.

He analizado los problemas que tiene el usuario de e-learning, contrastado con las opiniones de muchos alumnos en la universidad y en las empresas y he descubierto que, a excepción de las muchas dificultades técnicas, gracias a los fatales monopolios, derivados de la mala gestión pública, la mayoría de problemas son de comunicación, ligados a la tutoría o a los déficits del centro con el que han concertado el servicio del curso en cuestión.

Avanzando un paso más, he contrastado que las dificultades no dependen tanto de la calidad de los contenidos o de la capacidad académica y de conocimiento de los tutores -me consta que es alta en general- sino de la capacidad de llegar al otro lado, cerca del alumno, en una palabra, la posibilidad de que el usuario sea escuchado y consecuentemente pueda crear un círculo de comunicación.

Estas inquietudes justificaron hace unos años, la iniciativa de AEFOL, creadora del mayor certamen mundial en nuestra lengua (Expoelearning) para que surgiera la figura del «defensor del usuario de e-learning», que me honro en representar y que constituye una experiencia inédita a nivel mundial, asumiendo desde éste puesto un papel de receptor, de forma absolutamente objetiva y sin depender de otro interés más que el humano de escuchar y comunicarse, para mejorar el entorno del usuario de e-learning.

El defensor, no busca convencer, ni siquiera influir, simplemente escucha cada caso, dando una opinión basada en el principio de la buena fe.

No se pretende invadir la esfera del derecho privado, mediante dictámenes jurídicos, ni opiniones académicas, aunque obviamente, cierto conocimiento sobre ambas materias permita facilitar contrastes con mayor rigurosidad.

Ante un mundo de incomunicación, que vemos aparecer, a través de los medios audiovisuales y del que son espejo nuestros hijos, en el que el lenguaje se ha tornado pobre, espeso e inexpresivo, parodiado por SMS, voces de plástico y otras fantasías electrónicas, se está falseando el placer de la auténtica comunicación, por ello, creemos que acercarse a los problemas de la gente, es el primer paso para resolverlos.

Resistirse al formulario, rechazar lo general, para individualizar, evitar el exceso de codificación, los paneles informativos y ganarle el pulso a la robotización comunicativa, sigue siendo una forma de preservar nuestros valores como personas y conservarlos.

Trancurrido ya más de un quinquenio de experiencia, hemos asistido al crecimiento del e-learning. que ya representa el 25 % de la enseñanza en idiomas y el 21% en T.I.C, creciendo en PRL. Ello pone en evidencia que internet, nos ha permitido innovar, cambiar y hacer el mundo más redondo y más pequeño, quizás así conseguiremos aprender todos de todos y un día haremos el mundo un poco mejor.

© Laboris
11-10-2010