Miquel Bonet, Director del Programa de Competencias de la Universitat de Barcelona iL3

Ya no se puede ocultar más a la gente que vivimos en el país de la sinrazón, aunque lo peor de todo es que da la impresión de que los que tienen que enterarse no saben de qué va y los que lo que deberían saberlo no saben cómo arreglarlo.

En las anteriores crisis económicas se podía recurrir a la «santa devaluación» y también estaba el camino de la fe y la esperanza; la gente parecía como más resignada a aceptar los sacrificios que impone la crisis, porque se predicaba la caridad y la templanza; pero ahora somos creyentes del euro y las iglesias -católicas- están vacías, el país se ha declarado laico, o lo que sea, y casi nadie cree en el más allá, prefiere el «mas-aquí» o sea el dinero y quizá los libros de autoayuda, las penas se lavan con reality-shows, con ex parejas o hijos de… alguien que ha hecho algo de valor, como la Esteban, el Kiko y si no el GolTV, que más da.

¿Saben cuál es el problema? No se trata de miedo, que lo hay, ni de falta de empresarios que también los hay, naturalmente tampoco es cuestión de dinero, que abunda aunque mal repartido: el problema es que la gente ha dejado de creer y punto.

Los políticos han ayudado y mucho al ateísmo; aquí no hay debates sobre cómo invertir en innovación, ni cómo acercar la universidad a la empresa, ni cómo apoyar el espíritu emprendedor a partir de la escuela pública; todo lo contrario: porque lo que se vende de verdad es vivir a costa de algo o de alguien y simplemente cumplir; por eso la mitad de estudiantes de mis aulas y las de la mayoría de universidades aspiran a ser funcionarios y se presume de trabajar poco, las Comunidades siguen recelando unas de otras, está bien visto que se entienda el subsidio de paro como un premio por haber cotizado lo justo y nunca como una situación temporal que pagamos todos y se extiende la creencia de que el PER es un sueldoen vez de una ayuda que sale de nuestros impuestos.

Los políticos gobiernan para los electores y nunca para los ciudadanos, mientras estamos debatiendo si dejamos fumar en los bares, prohibimos los toros, o «afeitamos» el Estatut. ¿Sabías que el año pasado devolvimos a Europa casi la mitad de los fondos que nos dan para formación continua? Y que además de ser de los menos productivos de Europa (ocupamos el 27º), nuestro absentismo nos cuesta 12 mil millones al año y luego está lo del millón de pisos y el problema de otro millón largo de inmigrantes sin cualificación y sin trabajo y más cosas que no hay un plan estratégico, ni visión de futuro, no se aprovechan las lecciones de la crisis, que en el fondo no deja de ser un punto de inflexión que nos ayudaría a crecer, pues la crisis da nueva vida, y vivir no es otra cosa que una crisis para aprender y crecer.

No, los políticos no nos sacarán de la crisis, sino el trabajo y la fuerza de las personas; sólo necesitaríamos algo de sentido común: no podemos permitirnos tanta burocracia; mientras el mundo se abre, nosotros nos cerramos, tenemos 17 Comunidades, con sus parlamentos, gobiernos, que se solapan con diputaciones, administración estatal, las correspondientes cortes, senado, policías duplicadas… ¿quién se puede permitir todo esto? Y además legislamos mucho, demasiado y luego la ley se aplica lentamente y para muchos con poca eficacia y en este imperio de lo absurdo somos tan buenos que incluso sobrevivimos.

Y con toda esta mochila vamos a subir la cuesta de enero, claro que sí. Yo le pedí a los Reyes un poco de sensatez para los que tienen el poder, ya que los que tienen la «pasta» está comprobado que no dan nada, por eso tienen dinero.

Los economistas dan recetas, algunas buenas, siempre y cuando se aplicasen, que no es el caso, porque se siguen despreciando a las pymes, que no cotizan en bolsa, se subvencionan sectores que no aportan valor añadido ni innovación, como la minería o incluso el autómovil, aun siendo meras cadenas de producción y por tanto comparsas del proceso; nadie ayuda a los investigadores, no se enseña a ser emprender, casi nadie lee, por tanto no se fundamentan criterios en los jóvenes, por eso más de la mitad de las evaluaciones que repaso en la universidad tienen faltas de ortografía y no pasa nada, porque además somos los más «listos» de Europa, en fútbol, claro, porque en lo demás seguimos en el grupo de los PIGS, que compartimos con Portugal, Grecia e Irlanda, pero eso sí, tenemos sol, somos simpáticos, aunque cada vez nos parezcamos menos a un paraíso.

© Laboris
12.1.2010