Es el profesional encargado de diseñar y realizar los aparatos que corrigen problemas de malformación en alguna parte del cuerpo humano. Esos instrumentos que crea permiten tanto dar forma a una parte del cuerpo que no se ha desarrollado correctamente (como una armadura para enderezar la espalda y la columna, por ejemplo) como suplir el funcionamiento de una parte del cuerpo que no puede ejercer su actividad, ya sea porque el paciente ha nacido con un problema (plantillas o zapatos ortopédicos, por ejemplo) o ha sufrido un accidente (véase unas muletas).

Cabe diferenciar, entre los productos que crea, las órtesis y las ortoprótesis. Las primeras son los dispositivos ortopédicos que sirven para sostener, aliviar o corregir deformidades y mejorar la función del aparato locomotor. Las segundas, los dispositivos que se usan en las malformaciones congénitas de miembros. El técnico ortoprotésico elabora tanto los dispositivos que se realizan de forma genérica como los que son a medida, ajustándose a la prescripción médica y a las características anatómico-funcionales de cada cliente.

Además de encargarse de definir esas prótesis y darles forma, también tendrá que adaptarlas y se encargará de las revisiones periódicas de las mismas, para comprobar que los aparatos funcionan de forma correcta. En su tarea diaria, es fundamental para este profesional conocer y manejar las técnicas de transformación de los materiales utilizados en la fabricación de estos aparatos correctores o ayudas técnicas: metales, plásticos, resinas, siliconas, piel y cuero.

¿Qué formación necesitan?

En la actualidad, y pese a las reivindicaciones de buena parte del colectivo profesional, no existe una titulación universitaria específica ni un colegio profesional, que evitaría el intrusismo que en ocasiones existe.

Para obtener el título de Técnico Superior Ortoprotésico se debe realizar un ciclo de formación profesional de grado superior de dos cursos académicos, que consta de 2.000 horas. Los estudios se dividen en nueve módulos teóricos (gestión de gabinetes, diseño, programación del trabajo, elaboración a medida, adaptación, tecnología industrial, fisiopatología, entorno de trabajo y orientación laboral) y unas prácticas en centros de trabajo.

Para acceder a los estudios es necesario haber cursado Bachillerato, COU o FP-II, aunque los que no reúnan estos requisitos y tengan más de 20 años pueden realizar un examen de acceso de contenidos teórico-prácticos. Estos estudios se ofrecen tanto en centros privados como públicos.

¿Qué perspectivas laborales tienen?

En una sociedad preocupada por el constante avance en la mejora del nivel de vida de las personas que padecen problemas físicos, el técnico ortoprotésico adquiere un papel destacado. Existe una buena inserción en el mercado laboral para estos profesionales, que realizan productos tanto para el campo privado como para el sistema sanitario público. Las necesidades aumentan debido a la accidentalidad y a las mejoras médicas que permiten operaciones quirúrgicas para instalar prótesis.

El técnico ortoprotésico trabaja habitualmente en talleres, laboratorios o gabinetes, tanto en su gestión como en la fabricación de aparatos, aunque también puede ejercer de representante-visitador para comercializar sus productos en el mercado. Además, tiene la posibilidad de integrarse en equipos de prevención para personas de la tercera edad, coordinados y dirigidos por un facultativo médico.

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