Su tarea consiste en el asesoramiento a los turistas que visitan un lugar sobre los recursos y actividades que pueden encontrar. Es un trabajo mucho más multidisciplinar de lo que parece a simple vista, pues va desde ofrecer información hasta la promoción de un determinado territorio, pasando por el asesoramiento a proyectos turísticos o la planificación de rutas de viaje adecuadas a las necesidades o expectativas tanto de los turistas como del territorio donde ejerce su actividad.

Y es que debe saber transmitir la originalidad de la región, más allá de un listado de monumentos, restaurantes o eventos, para captar la fidelidad de un turista que cada vez es más exigente. Así, se convierte cada vez más en un agente de promoción que abandona la filosofía pasiva de dejar que los turistas vayan a informarse cuando quieran sustituyéndola por una labor activa.

No todos los turistas son iguales ni visitan un territorio con el mismo objetivo (hay turismo de sol y playa, cultural, de congresos, de aventura, joven…) y por eso el informador deberá personalizar su trabajo en función de cada caso.

La principal actividad de estos profesionales es la atención en destino, aunque también pueden hacer uso de las tecnologías de la información para promocionar su territorio.

¿Qué formación necesitan?

En 1994 se creó el título de formación profesional de grado superior en Información y Comercialización Turística, unos estudios cuyo programa formativo se ciñe a las competencias que necesita desarrollar este profesional.

La titulación consta de un curso con contenidos teóricos y también prácticas en centros de trabajo. Entre los módulos de la formación están el de «Diseño y comercialización de productos turísticos», «Asistencia y guía de grupos», «Información turística en destino» o «Productos y destinos turísticos nacionales e internacionales»; además del estudio de dos idiomas extranjeros.

Y es que un buen dominio de lenguas como el inglés y el francés es básico para este tipo de profesionales, que deben mantener conversaciones con extranjeros de una manera asidua en función de su zona de trabajo. Por eso, uno de los principales requisitos demandados es ése, y se sitúa por delante de la titulación de formación profesional (sobre todo en lugares con alta presencia de turistas extranjeros).

Un correcto trato personal y capacidad de disuasión son otras aptitudes valoradas.

¿Qué perspectivas laborales tienen?

Las opciones de inserción en el mercado laboral para estos profesionales se sitúan en oficinas o patronatos de información turística (sobre todo en localidades con una importante afluencia de turistas) y puntos de información turística (principalmente en zonas no urbanas o de menor calado turístico).

Estos espacios pueden estar impulsados tanto por las administraciones locales como regionales o las propias comunidades autónomas, por lo que serán estas mismas las que se encarguen de realizar la selección del personal a través de sus canales ordinarios. En ese sentido, es importante estar atento a los boletines oficiales o diarios oficiales.

Los informadores turísticos también trabajan en centros de visitantes, que pueden ser de carácter público o privado y estar ligados o no a instituciones como museos o centros de arte.

Los inconvenientes, que el trabajo está ligado a la temporalidad del turismo y que algunos centros de trabajo cogen a estudiantes de hostelería en prácticas.

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