Hablar de la vida cotidiana es, hoy en día, hablar de estrés, falta de tiempo, de descanso y exceso de responsabilidades. Pero si a todo eso se suman circunstancias especiales, como la organización de una boda, el resultado puede dejar mucho que desear.

Por eso, cada vez son más los que deciden dar el paso al «sí quiero» dejando en manos de profesionales en la organización de eventos la preparación de uno de los días más importantes de su vida. Y los datos no dejan lugar a dudas: según el IV Informe Económico Puerta de Europa, elaborado por Expotecnic, en 2007 había en España 822 empresas dedicadas a la moda nupcial, que empleaban a 14.530 personas. Unas cifras que componen sólo una pequeña parte de la organización de una boda pero que revelan que este sector ha aumentado su importancia en los últimos años.

Tanto es así, que únicamente la moda nupcial registró en nuestro país el pasado año una cuota de empleo del 7,39 por ciento.

En expansión

Pero la falta de tiempo no es el único factor que ha influido en esta tendencia. «Es una actividad que importamos hace años de Estados Unidos y que se ha ido integrando en la forma de vida Española», añade la directora de Sí! Quiero, Sira Antequera.

Y es que, en su opinión, «estas características, junto con la complejidad que tiene un gran evento y las altas expectativas en cuanto a su resultado e impacto, requieren un profesional que garantice que la inversión va a optimizarse». Se trata, por tanto, de un mercado en plena expansión con una demanda de personal preparado cada vez más numerosa.

De hecho, «las perspectivas son de crecimiento y muy buenas», defiende Sira cuando hace referencia al futuro del sector. No olvidemos que de ser algo elitista y asociado a clases altas ha paso a ser común en todas las clases sociales, aumentando así el número de empresas dedicadas a la organización de bodas. Por ello, «el sector tiene aún mucho crecimiento por delante, cosa que sabemos por la comparativa con otros países de nuestro entorno», concluye la directora de Sí! Quiero.

Mucho de sí

El ámbito de actuación de las empresas y profesionales dedicados a la organización de bodas no tiene forzosamente que ceñirse a este tipo de acontecimientos.

«La organización de eventos se realiza en un campo muy amplio de eventos», señala en este sentido Sira Antequera. De modo que un profesional preparado puede trabajar tanto para poner a punto una boda como cualquier otro tipo de evento social, como comuniones o fiestas, como en actos relacionados con el mundo empresarial (congresos, presentaciones de productos, incentivos, entre muchos otros).

Es más, la preparación que debe reunir todo aquél que quiera trabajar en este sector le capacita para emplearse en otros asociados a él, como en agencias, hoteles o patronatos de turismo.

Madurez personal y profesional

La experiencia no es imprescindible en este mercado, si bien se valora en gran medida haber participado en labores comerciales o en la dirección de personas.

Para desenvolverse en este ámbito con efectividad, lo más conveniente es formarse en turismo y en cualquiera de las titulaciones relacionadas con la organización de eventos. Todo ello sin pasar por alto el aprendizaje de idiomas (siempre en función de la zona en que se desarrolle la actividad) y, fundamentalmente, la formación económica necesaria para gestionar negocios.

En este sentido, la directora de Sí! Quiero, Sira Antequera, subraya que lo más conveniente es que aquéllos que quieran dedicarse a esto «profundicen su formación, sobre todo en gestión, porque las pequeñas empresas que fracasan lo hacen, sobre todo, por la falta de conocimientos, no porque el sector no funcione».

Éstos son los puntos clave para actuar en el terreno de la organización de bodas con éxito. No obstante, «es un trabajo de mucha responsabilidad y entraña una cierta dificultad», apunta Antequera. Y es que hay que hacer infinidad de gestiones con otros profesionales, y la mayoría de las veces de forma simultánea y con cambios y conflictos de última hora añadidos. Unas gestiones a las que deben sumarse otras: las de sus propias emociones. «Hay que tener unos nervios de acero, porque si no, el nivel de estrés puede ser elevadísimo y el resultado, malo».

De ahí que el profesional de este sector deba fusionar la madurez profesional y con la personal para hacer de su trabajo un éxito.

¿Es necesario tener, por tanto, experiencia? «No es imprescindible», defiende la directora de Sí! Quiero, si bien es conveniente haber estado relacionado o implicado en actividades comerciales o haber dirigido a otras personas, «aunque sea en sectores complementarios», ya que ésta sería una simple base que serviría para construir a un auténtico profesional de la organización de eventos.

Con mucho gusto

Tener dotes comerciales, ser ordenado y creativo y contar con algo de psicología y saber tratar a los demás es fundamental para hacer de la organización de una boda una tarea fácil, sencilla y, sobre todo, exitosa.

La organización de un evento de la talla de una boda viene asociada, como casi todo, a una intensa labor comercial. Porque preparar una fiesta de este tipo es, en esencia, saber captar al cliente y venderle los servicios adecuados. Eso sí, siempre «entendiendo sus gustos para poder hacerle propuestas, y tener muy desarrollada la empatía para percibirle en todos los sentidos», apunta Sira Antequera, directora de la empresa Sí! Quiero, quien, por esta razón, no duda en afirmar que aquél que quiera emplearse en este sector debe responder a un perfil «eminentemente comercial».

Pero si los contrayentes confían la organización de su boda en un tercero será por algo. Y ese algo viene determinado, sobre todo, por el buen gusto. Porque nada mejor que acabar con un buen sabor de boca para hacer de este día algo inolvidable. Se trata, por tanto, de un trabajo «orientado a la armonía, a potenciar la belleza del espacio a utilizar», subraya la directora de Sí! Quiero. De ahí que la capacidad de creatividad sea importante, pero no imprescindible: por encima de ella se encuentra el buen gusto.

Antequera ejemplifica este caso con el de una orquesta y su director, ya que éste «debe saber cuándo el violinista está dando el máximo con su ejecución y cómo armonizarlo dentro de la orquesta, así como elegir a los mejores violinistas y haberlos probado bien antes». Si trasladamos este ejemplo al terreno de la organización nupcial, el símil es obvio: en el caso de las flores, «el decorador floral nos hará los arreglos, pero debemos tener gusto para valorarlos, dirigirle y optimizar el espacio».

Además, y como apunta Sira Antequera, este profesional «debe ser muy ordenado, puesto que fundamentalmente se tiene que organizar a otros profesionales y supervisar sus servicios». Y no sólo a ellos: también tienen que tratar con los dos protagonistas, los novios, en unos momentos en los que el estrés llega a límites insospechados, por lo que el organizador de bodas también debe contar con «una cierta psicología para poder ayudar al cliente a pasar tranquilo por ciertos momentos», concluye Sira Antequera.

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