No negaremos la evidencia: las salidas para los licenciados en filosofía son muy escasas. Quizá el mayor problema que tienen los filósofos para encontrar trabajo es su histórica desvinculación con el mundo de la empresa aunque, curiosamente, sus conocimientos están cada vez más valorados en las compañías.

Todo depende de cómo se quiera ver el vaso: medio vacío si se piensa que en la enseñanza media, superior y en bachillerato ? las salidas clásicas, junto a las bibliotecas- se están cerrando las puertas por el descenso de natalidad; o medio lleno, al ver que diferentes departamentos de las compañías pueden acoger a estos profesionales.

Los filósofos están considerados como personas con un sentido muy desarrollado de la lógica y con una gran capacidad de razonamiento. Esto es precisamente lo que se precisa para algunos trabajos del área de recursos humanos, marketing o administración de empresas: habilidades como la argumentación, conceptualización, conocimiento del ser humano o desarrollo de la inteligencia emocional. Para optar a estos puestos se debe completar la formación con una buena base de inglés, informática y alg?n curso de especialización.

Los filósofos también pueden orientar su carrera profesional al ámbito de la gestión del patrimonio cultural, y más concretamente a satisfacer la demanda de nuevas necesidades generadas por el sector del «ocio».

La formación universitaria también intenta preparar a los estudiantes para reorientarlos a sectores más suculentos que la docencia. En más de un centro está en estudio la creación de especialidades en lógica, ética ? que abre las puertas al campo de la bioética ? o estética, para especializarse en el mundo del arte.

Desde las facultades de filosofía se está haciendo un esfuerzo por romper la desconfianza que tienen muchos estudiantes respecto al mundo de la empresa, ya que puede ir sustituyendo la salida clásica de la docencia o de las bibliotecas.

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