La idea de montar nuestra empresa siempre nos ronda por la cabeza. Ser nuestros propios jefes, gestar un proyecto desde sus inicios, ver cómo poco a poco se alcanzan los objetivos previstos… puede parecer de lo más atrayente para muchos jóvenes. Pero no todo el mundo se anima a dar este paso: pasar de ser un asalariado a pagarte tú mismo el sueldo.

El último ‘Eurobarómetro sobre las perspectivas de los emprendedores’ de la Unión Europea (UE) señala que un 72 por ciento de los jóvenes españoles sostiene que le gustaría montar su propia empresa. Esta cifra es un 11 por ciento mayor que la de 2004. Sin embargo, sólo el 13 por ciento de ellos acaba haciéndolo.

Dentro del conjunto de la Unión, España se encuentra entre aquellos estados donde la idea de crear una empresa es más atractiva, con 15 puntos por encima de la media comunitaria (del 57 por ciento).

De los españoles consultados en el Eurobarómetro, el 54 por ciento sostiene que nunca se ha planteado seriamente montar su negocio, el nueve por ciento afirma que sí lo ha pensado alguna vez y el 13 por ciento ha emprendido la iniciativa.

La quiebra, la pérdida de alguna propiedad, la incertidumbre salarial y la posibilidad de sufrir un fracaso personal son los principales temores de los futuros emprendedores españoles.

También hay quien teme que montar su empresa le ocasione inseguridad laboral y la necesidad de dedicar tiempo y energía a ella.

Pero si formas parte de ese 13 por ciento de emprendedores que llevan su idea a cabo, aquí te ofrecemos una serie de consejos útiles para que todo marche sobre ruedas.

El plan de empresa, pieza clave

Si tienes claro que tu idea es válida y estás pensando en buscar asesoramiento, puedes empezar por esbozar las líneas generales del proyecto redactando el plan de empresa. No hace falta que profundices en él, ya te ayudarán a hacerlo en la entidad asesora a la que acudas, pero vete haciendo a la idea de que un buen plan de empresa debería incluir al menos:

  • La naturaleza del proyecto: explicar para qué sirve el producto o servicio que se ofrecerá, qué necesidad va a cubrir y qué innovaciones aporta. También hay que indicar qué personas van a formar el equipo humano, su formación, experiencia, funciones… El apartado termina con una breve explicación de cómo surgió la idea de negocio.
  • Aspectos económicos: en este apartado se deben concretar los aspectos financieros más importantes del proyecto (inversión inicial, fuentes de financiación disponibles, previsión de resultados a tres años vista, etc).
  • El producto o servicio: se detallarán sus características técnicas y el proceso que permitirá fabricarlo u ofrecerlo.
  • El mercado: hay que delimitar el segmento específico al que nos dirigimos, el perfil del cliente y el potencial del sector, así como hacer un breve análisis de la competencia e indicar los medios para hacerle frente.
  • La estrategia de desarrollo: aquí hay que indicar, entre otros aspectos, las políticas de producto, precio, marketing y distribución y establecer las previsiones de ventas.
  • El resumen ejecutivo: va al principio del plan, pero se escribe al final y es una síntesis del proyecto en un par de folios.

Los trámites administrativos

Desde que existen las ventanillas únicas empresariales (www.vue.es), realizar los trámites para crear una empresa es mucho más rápido y sencillo. Los más importantes son:

  • La escritura de constitución.
  • Certificación negativa del nombre y declaración censal.
  • La identificación fiscal.
  • La escritura pública.
  • Liquidación del impuesto de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados.
  • Inscripción en el registro mercantil y en la Seguridad Social.
  • Alta en el Impuesto de Actividades Económicas.
  • Legalización de los libros oficiales, comunicación de apertura del centro de trabajo y licencia municipal de actividades.

¿Merece la pena apostar por tu idea?

Los expertos aseguran que para que un nuevo negocio funcione:

  • Debe tener un mercado diferenciado, es decir, orientarse a cubrir una necesidad de un sector específico de clientes a los que aporte un valor añadido que no posea la competencia.
  • La idea ha de ser técnicamente realizable. De nada sirve un magnífico producto que no se pueda fabricar o un servicio que no se pueda ofrecer. Ha de ser viable económicamente, de forma que la relación entre la inversión y su recuperación a medio plazo lo haga rentable y permita generar recursos suficientes como para financiar un futuro crecimiento.
  • Debe sustentarse en una planificación detallada que incluya, entre otros, una estrategia de marketing e incluso un plan de contingencias que prevea los pasos a seguir si algo va mal.
  • Detrás debe tener un equipo con buena cualificación, liderado por un emprendedor con carisma. A veces es mejor apostar por un equipo ‘de primera’ con una idea ‘de segunda’ que por un equipo menos cualificado con una idea genial.

Apoyo y acompañamiento

Ayuntamientos, consejerías de empleo; asociaciones de empresarios, de autónomos y de mujeres emprendedoras son algunas de las muchas instituciones y entidades que ofrecen asesoramiento gratuito para la creación de empresas.

Por teléfono, en persona o desde sus páginas web puedes informarte del apoyo que prestan y acudir a las que te parezcan más apropiadas. Algunas sólo informan de los trámites a seguir para constituir legalmente la empresa, otras estudian tu idea, opinan sobre su viabilidad, te ayudan a buscar financiación e incluso te facilitan un espacio en un vivero de empresas para que puedas arrancar con unos costes asequibles.

Y lo más interesante: las hay que imparten cursos para que domines las técnicas de gestión empresarial, un aspecto de gran importancia en el que muchos emprendedores flaquean. Hay varias modalidades: desde seminarios de unas horas en los que se apuntan temas básicos (como la elección de la forma jurídica del negocio o los contenidos del plan de empresa), hasta programas de meses donde además de ahondar en los temas mencionados se abordan aspectos como la estrategia de marketing o la de ventas.

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