La franquicia es un acuerdo comercial entre dos partes. Por un lado, la empresa franquiciadora, que es propietaria de un negocio de éxito. Por el otro, el franquiciado, una persona física o jurídica que paga por explotar ese negocio en un ámbito geográfico y por un periodo de tiempo determinado. Así de fácil. Y así de complejo.

En España hay más de 600 enseñas de franquicia que en total superan los 30.000 establecimientos. Podemos encontrarlas en todas partes y en todos los sectores: restaurantes, cafeterías, tiendas de moda? Compañías tan sólidas como McDonald?s, Pans & Company, Telepizza, Mango o MRW crecen cada día a través de la franquicia.

Ventajas de la franquicia

Es importante entender que franquiciador y franquiciado comparten intereses desde el primer momento. La inmensa mayoría de enseñas que franquician son proyectos empresariales serios que pretenden crecer y llegar a constituir una gran red de establecimientos. De ahí que su éxito pase por el de sus franquiciados.

Cuando la franquicia es de una marca muy consolidada, las ventajas son más evidentes. No sólo porque los consumidores ya la conocen, sino porque la capacidad técnica y organizativa de una gran compañía siempre es mayor.

El franquiciado, además, se encuentra con que lo más difícil de poner en marcha una empresa ya está hecho: definir la idea de negocio y la oferta de productos o servicios, buscar proveedores y establecer acuerdos con ellos, adquirir el equipo necesario?

Una empresa franquiciadora, además, ha de aportar un concepto de negocio novedoso: por el producto o servicio en sí mismo, por la forma de comercializarlo, por los servicios añadidos? ?sa suele ser la clave de su éxito.

Pero por encima de todo, la mayor ventaja de la franquicia es que la idea de negocio ya ha sido probada con éxito. Por eso es importante asegurarse antes de que la enseña tiene una red importante de franquiciados ya consolidada o, como mínimo, un primer establecimiento que haya demostrado su rentabilidad.

¿Cómo funciona?

Cuando una empresa franquiciadora entra en contacto con un potencial franquiciado, su primera obligación es ofrecerle una completa información precontractual por escrito en la que consten:

  • Datos generales de identificación del franquiciador.
  • Acreditación de tener concedido el título de propiedad industrial de la marca.
  • Información sobre el sector y sobre la historia y evolución de la empresa.
  • Explicación del sistema de negocio que se franquicia y de la asistencia que se le facilita al franquiciado.
  • Estimación de la inversión necesaria para poner en marcha el negocio.
  • Datos sobre la estructura y la extensión de la red de establecimientos franquiciados.
  • Datos sobre los elementos esenciales del contrato de franquicia.

    Con la firma del contrato, el franquiciado adquiere el derecho a utilizar la marca, a recibir formación y asistencia técnica por parte del franquiciador y a que éste le transmita su saber hacer (know how): el conjunto de conocimientos, métodos y experiencias en que se basa el funcionamiento del negocio.

    Pero el contrato de franquicia merece comentario aparte. No es un contrato estándar, sino el único documento jurídicamente vinculante en el que se recogen con detalle las obligaciones del franquiciador y las del franquiciado. Antes de firmar no basta con leer la letra pequeña una y mil veces. Lo ideal es llevarlo a una consultora especializada en franquicia para que analice cada una de sus cláusulas.

    ¿Por qué tantas precauciones? Sobre todo, por si la franquicia no funciona como se espera. Según datos de Tormo y Asociados, sólo fracasan entre un 5 y un 7%. Pero hay que considerar esa posibilidad, porque si se da pueden surgir muchos problemas.

    Puede que el franquiciador se haya volcado en cuerpo y alma al negocio y éste no haya despegado porque la ubicación elegida por el franquiciador fue equivocada. ¿Tiene derecho a que se le reintegre parte de su inversión? Este tipo de situaciones y otras semejantes han de estar previstas en el contrato.

    La inversión total por parte del franquiciado puede variar mucho según el tipo de negocio. Desde inversiones de menos de 18.000 euros hasta algunas que superan los 150.000. Eso sí, los beneficios posteriores -si todo va según lo previsto- estarán en consonancia con la cifra invertida.

    Inversión con contraprestaciones

    El franquiciado tiene que hacer un pago inicial al franquiciador -el canon de entrada– y aportar luego periódicamente un porcentaje de los beneficios en concepto de royalties por derechos de explotación. Algunas franquicias desglosan también del canon de entrada un importe para hacer publicidad de la marca.

    El franquiciado también asume la inversión en el local, que tendrá que tener las características indicadas por la empresa en cuanto a ubicación, tamaño, decoración, etc.

    Las obligaciones del franquiciado, sin embargo, van más allá de lo estrictamente económico. Las más importantes son:

  • Informar al franquiciador de la evolución del negocio y aceptar sus controles periódicos y las modificaciones que sugiera.
  • Respetar la exclusividad territorial establecida.
  • Respetar los aspectos relacionados con la imagen corporativa de la franquicia, empezando por la decoración proyectada para el local.
  • Asistir a los cursos de formación que realice el franquiciador.

    Pero cuando todo está listo, el franquiciado no se queda sólo ante el peligro. Además de darle una completa formación inicial, el franquiciador deberá prestarle asistencia técnica en todo momento y ser su asesor permanente. Y no sólo de palabra, sino también con el manual de franquicia, una guía práctica sobre el funcionamiento diario del negocio en la que se recogen:

  • Dossier de presentación
  • Manual de adecuación del local
  • Manual de identidad corporativa
  • Manual de funcionamiento
  • Manual de productos y servicios

    Cualquier persona que se plantee abrir un negocio en franquicia debe tener claro que, a pesar de todo este apoyo, el éxito del proyecto dependerá en gran medida de su capacidad de esfuerzo y sacrificio. Conviene recordar que una franquicia no deja de ser una empresa. Y todas las empresas exigen dedicación absoluta.

    Fuentes

    • Tormo & Asociados
    • Peribáñez Consultores
    • Departamento de Estudios de Feria de Barcelona

    © Laboris