Si todavía no sabes qué hacer con tu futuro profesional, considera la opción del voluntariado. Una labor desinteresada puede aportarte esa experiencia laboral que buscas e incluso acercarte al trabajo asalariado. En la mayoría de los casos, no hay requisitos ni condiciones para ser voluntario. Lo único que te van a pedir las entidades no lucrativas es motivación, así como capacidad para asumir un compromiso, constancia y responsabilidad. Si de esto te sobra, empieza a moverte.

Como comprobarás, existen diferentes tipos de voluntariado y muchos lugares donde ofrecerlo. Está el social, el ecológico o medioambiental, el de apoyo a la gestión de las ONG y el que se desarrolla en el extranjero. Por otro lado, se está poniendo de moda uno que ha acabado con los límites temporales y geográficos: el virtual.
Puedes empezar por colaborar en tu propio barrio. Allí, probablemente, hay niños enfermos, disminuidos físicos y psíquicos, inmigrantes, ancianos o drogodependientes que necesitan ayuda.

¿Qué debes aportar?

Como voluntario, te van a exigir paciencia, capacidad de escucha, imaginación y ternura. Los que padecen alguna enfermedad necesitan compañía y una visita de vez en cuando. Los niños, horas de juego. Para los amantes de la naturaleza hay muchos proyectos en marcha. La mayoría son de repoblación y de recuperación de bosques y zonas desertizadas.

Pero también destacan los diversos programas de sensibilización. Si optas por colaborar en uno de ellos, ten en cuenta que pasarás varios días hablando del cambio climático, la destrucción de selvas y la protección de especies animales en peligro de extinción. Y si lo tuyo es la oficina, decántate por las labores del papeleo. Las ONG buscan gente que quiera desempeñar tareas de administración y gestión, comunicación e incluso que sepan formular proyectos.

Un paseo solidario por Europa

Aunque se trata de un programa que está activo todo el año, queremos recordarte lo que es el Servicio de Voluntariado Europeo. Es un proyecto creado por la Comisión Europea dirigido a jóvenes de entre 18 y 25 años residentes en uno de los Estados miembros de la Unión Europea (UE). Su objetivo es ofrecer actividades de interés social y humanitario, aportando una experiencia formativa y un sentido de solidaridad con perspectiva comunitaria.

Por otro lado, en los tiempos que corren, la falta de tiempo y las largas distancias han dejado de ser excusas que justifiquen la falta de colaboración. Y es que las nuevas tecnologías han conseguido establecer una vía muy efectiva para desarrollar tareas de voluntariado utilizando los medios informáticos y telemáticos que están al alcance de mucha gente.

En dos palabras: se trata del voluntariado virtual, un servicio muy novedoso y atractivo que permite a los interesados realizar su labor solidaria y voluntaria a través de internet y, por tanto, sin necesidad de desplazarse físicamente. Sin duda, constituye un medio para participar y ayudar a los necesitados de forma compatible con las obligaciones familiares y laborales, desde los propios conocimientos y con una mínima dedicación de tiempo.

Esta forma de voluntariado, que ya han puesto en marcha algunas organizaciones como Hacesfalta.org o la Fundación Solired, no tiene ánimo de lucro ni compite con el empleo puesto que va dirigido a ONG e instituciones con sentido solidario que carecen de los medios necesarios para contratar a profesionales.

Además, la iniciativa favorece tanto a voluntarios como a organizaciones y asociaciones no lucrativas, ya que al tiempo que al colaborador se le hace partícipe de un proyecto social, se establece un contacto mutuo entre las dos partes. El voluntariado virtual también permite a las organizaciones contar con el asesoramiento de profesionales voluntarios. Estos resuelven problemas puntuales de forma ágil, gratuita, con pocos medios y de forma confidencial.

Así, Solired cuenta con el trabajo desinteresado de varios expertos de diferentes perfiles que tratan las consultas y cubren áreas tan diversas como informática, legislación o economía.

La dedicación mínima que requiere esta forma de voluntariado, junto al hecho de que no obliga a desplazarse, hace que esta prestación se adapte ampliamente a las necesidades del profesional voluntario; personas con grandes conocimientos y experiencias pero con poco tiempo libre para transmitírselo a los demás.

Campos de trabajo

En este caso se trata de una actividad donde se participa en un proyecto de dimensión social y carácter voluntario. Muchas entidades no lucrativas los organizan cada año en toda España y también en el extranjero. Allí participan personas de diversos lugares, conviviendo bajo unos principios de respeto mutuo y solidaridad y trabajando para la realización de objetivos comunes.

Los campos permiten el conocimiento de diferentes realidades sociales, culturales y económicas. En ellos es necesaria una máxima participación de los voluntarios en cuestiones que afectan al desarrollo de la actividad; la convivencia se fundamenta en el respeto común y en la no discriminación por razones de sexo, procedencia social u origen de las personas.

El perfil del voluntario

La edad de los participantes suele estar comprendida entre los 18 y 26 años, salvo excepciones en algunos campos determinados.

El objetivo principal es formar a sus participantes por medio de la vida de grupo y el trabajo en equipo y conseguir que la tarea realizada tenga una incidencia social positiva, además de potenciar las relaciones interculturales no sólo entre los participantes del campo sino también entre los habitantes de las localidades en las que se lleve a cabo.

Existen diferentes modalidades de campos: artesanía, etnología, reconstrucción, folclore, construcción, forestal, jardinería, trabajo social y ecología, entre otros. El trabajo se desarrolla normalmente de lunes a viernes, durante un número de horas que oscila entre cinco y siete al día. Las tareas se llevan a cabo, generalmente, por las mañanas quedando las tardes y los fines de semana para realizar actividades de tiempo libre.

Ganan las mujeres jóvenes que tienen formación

El voluntariado y el empleo son dos campos más unidos de lo que podemos pensar en un principio. Esta labor social viene a cubrir un conjunto de necesidades y demandas sociales que el Estado no es capaz de solventar.

A través de organizaciones no lucrativas, se amplía el desarrollo de políticas económicas, que permite crear nuevos sectores productivos y, por tanto, nuevas posibilidades de trabajo. Para conocer algo más sobre este campo hemos querido conocer el perfil de las personas que en él trabajan.

Para ello, contamos con el trabajo realizado por la Coordinadora de ONG para el Desarrollo en España (CONGDE), que el pasado mes de julio publicó el Informe 2005 sobre la situación de las ONG de nuestro país. De él podemos extraer algunas interesantes conclusiones.

En el estudio de la CONGDE se destaca que el número de mujeres que colaboran activamente en las ONGD de la muestra (71,5 por ciento) duplica, con creces, al de hombres (28,5 por ciento).

Si separamos al personal que trabaja en las sedes del que desarrolla su labor en el extranjero (cooperante) lo primero que observamos es que las mujeres incrementan su número respecto a la media en el caso de las sedes, pero estos porcentajes tienden a igualarse en el extranjero (49 por ciento de mujeres frente al 51 por ciento de hombres). Este dato contrasta con los niveles que se dan en el sector servicios en España, donde las mujeres alcanzan el 51 por ciento.

Por edades, el informe muestra un sector eminentemente joven, en el que el 84 por ciento de los empleados tiene entre 25 y 45 años. Aun así hay un 13 por ciento de trabajadores que supera los 45 años. Si de nuevo lo comparamos con el sector servicios, las ONG presentan un perfil mucho más joven, con un 87 por ciento frente al 69.

Desde la década de los 90, debido a su crecimiento y profesionalización, el sector de las ONGD se ha convertido en una opción profesional más, que hoy en día da trabajo a 18.000 personas en nuestro país. De ahí que sólo el cuatro por ciento de sus empleados tenga una antigüedad superior a los 10 años y sólo el 31 por ciento supera los cinco en este campo. A esto se une que el porcentaje de entidades que cuentan con un plan de reinserción formalizado para los cooperantes es muy reducido.

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