Ser un buen jefe no es nada fácil: su manera de dirigir el trabajo, organizar las tareas de cada empleado y la forma de relacionarse con su equipo pueden ser causas de conflicto. De hecho, raro es el caso del trabajador que no se queja de su superior. Jaime González, executive manager de Page Personnel Barcelona, explica cuáles son los rasgos que ha de poseer un buen jefe.

Lo primero es contar con la motivación de los empleados a tu cargo. «Si una persona está motivada va a estar implicada y es uno de los aspectos fundamentales para realizar un buen trabajo», explica González. «Ahí entran aspectos individuales y colectivos. A cada persona se le tiene que motivar de forma distinta porque tiene unas aspiraciones diferentes. También debe tener en cuenta el grupo que tiene a su cargo, y procurar unas pautas comunes para no entrar en discriminaciones».

Lo principal es predicar con el ejemplo

El jefe va a ser la referencia, el ejemplo a seguir. Según el executive manager de Page Personnel, la imitación es algo habitual en el empleado: «Cuando una persona se incorpora a una compañía lo que hace es copiar a su superior» y seguramente va a repetir los errores de la persona que tiene por encima.

De ahí que el jefe deba medir sus pasos. En este sentido, cada vez son más las compañías que abogan por una evaluación total. «Desde hace unos años se está poniendo en marcha un mecanismo, la evaluación de 360 grados, en la que, además de que el jefe valore a sus trabajadores, también los empleados evalúan a su superior». Algo para lo que se necesita una cierta capacidad de autocrítica, puesto que pueden surgir aspectos a cambiar del responsable que creía que estaba haciendo bien las cosas. «Eso sí, dejando muy claro a los trabajadores que debe ser una crítica constructiva. Si hay un problema, hay que dar soluciones», explica González.

De todas estas afirmaciones podemos sacar en claro que un buen jefe nace y se hace. «Hay aspectos más personales, como pueda ser la extroversión, junto con la comunicación, que sea más capacitada para transmitir mensajes, para motivar más a las personas, para tener más escucha, para crear más empatía, ser más próximo; pero de todas maneras esos aspectos se pueden trabajar». Todos estos puntos requieren autocrítica. Y el que piense que ha nacido siendo jefe está equivocado, puede tener mayores capacidades, pero se tienen que trabajar.

El jefe no es sólo el director o responsable capaz de hacer bien su trabajo, sino el que sabe reconocer la labor de los demás. «Todo el mundo busca reconocimiento y no siempre tiene que ser ?económico?. Si una persona no se siente reconocida en una empresa puede ser una de las causas de la desmotivación».

Junto a este reconocimiento se encuentra el crear objetivos claros, alcanzables y «vivos». Si el director no marca objetivos claros, que sean próximos y que evolucionen en función del mercado o la experiencia del empleado, puede darse también un aspecto desmotivador. Sólo así se conseguirá la atención de los empleados y «engancharles en el proyecto para que sientan las cosas como propias».

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