Comenzar con buen pie es básico para garantizar la continuidad en una empresa. Hay que demostrar que encajas a la perfección en la compañía. Y para conseguirlo, nada mejor que saber integrarte en el período de prueba. Éste suele oscilar entre los tres y los seis meses, tiempo que servirá para valorar tu conducta, estilo de trabajo, adaptación al horario establecido, etc.

Para la Fundación Universidad-Empresa, este período es «una prueba de fuego para tu integración en la empresa, y puede definir tu trayectoria profesional en la misma». Por ello, es conveniente que asumas los hábitos de la compañía y los comportamientos de tu grupo de trabajo.

Hay muchas empresas que, para facilitar la adaptación del ‘nuevo’, le proporcionan un manual de bienvenida. Éste no es más que un documento, que se revisa anualmente, en el que la compañía resume sus datos básicos. Aparecen, por tanto, los objetivos estratégicos y cifras de negocio, pero también información relativa a la organización de la empresa o, incluso, a la forma de actuar (solicitud de vacaciones, normas de seguridad, etc.). Este manual se entrega, por lo general, en mano, aunque ya hay compañías que lo cuelgan en internet.

La comunicación, que no falte

Esto te facilitará la integración en la compañía, pero también deberás poner de tu parte: has de ganar credibilidad ante tu grupo de trabajo y estrechar vínculos. Y es que para tus nuevos compañeros puede que supongas una amenaza en su territorio de poder y competencias. De ahí que cuanto antes generes confianza entre ellos, mejor.

La comunicación se convierte, en este sentido, en el secreto del éxito. Será la llave que te abrirá paso en la empresa y la clave para hacerte un hueco en ella. Esta comunicación te permitirá dar a conocer a tus compañeros quién eres y, a la vez, averiguar cómo son ellos, pudiendo así identificar a las ‘personas clave’ o líderes de opinión de la compañía, que no tienen por qué ocupar altos cargos en ella. Aunque así también podrás identificar a tus ‘cómplices’; es decir, a las personas con las que más compenetrado estarás, que además te ayudarán a conocer mejor la empresa y, por lo tanto, a adaptarte mejor a ella.

Respecto a lo profesional, debes demostrar que conoces la empresa y puedes integrarte en ella fácilmente. Por eso, nada mejor que haber recopilado previamente toda la información básica de la compañía y tener claras las expectativas que ésta tiene de ti.

Por el buen camino

Actuar de la forma correcta es el reto que se plantea a todo recién incorporado a una empresa, aunque las pautas que hay que seguir constituyen una de las grandes incógnitas del nuevo empleo. No obstante, hay aspectos que son de aplicación en cualquier ámbito profesional. La Fundación Universidad-Empresa (FUE) hace referencia a los más importantes:

  • Observa para conocer las costumbres cotidianas de los nuevos compañeros.
  • Mantén siempre una actitud receptiva ante las informaciones que recibas. Conviene, en este sentido, mostrarte participativo y también dispuesto a aprender y colaborar.
  • A partir de un análisis detallado de tu entorno laboral, adapta tu forma de actuar a las líneas generales de la empresa. Este estudio también te servirá para identificar tu territorio y, de paso, tus límites.
  • Procura obtener la mayor información posible, pero sin preguntar demasiado.
  • Olvídate de las actitudes negativas. Por eso, no conviene que critiques a los demás, que hagas comentarios que estén fuera de lugar o que vayas de «listillo de turno».
  • Para adaptarte a tu equipo de trabajo, has de buscar el «punto medio de integración» con tus nuevos compañeros, que te permitirá identificarlos. Sin embargo, esto también les facilitará la tarea de averiguar quién y cómo eres.
  • Asimismo, esta tarea servirá también para que identifiques a tus ‘cómplices’ y a las ‘personas clave’ de la empresa o líderes de opinión.

Bajo vigilancia

Durante unos meses tu trabajo será evaluado. Se trata de un paso que algunas empresas incorporan en el plan de acogida y otras lo consideran como una fase más. De un modo u otro, lo cierto es que esta evaluación sirve a la empresa para hacer una valoración de tu integración y detectar los posibles problemas que se hayan ido produciendo para solucionarlos cuanto antes. También será útil para identificar tu validez a la hora de desarrollar el trabajo que se te ha asignado y tu adecuación al puesto.

Para obtener el resultado más adecuado a la realidad, las empresas efectúan esta evaluación en varias fases. La primera consistiría en un seguimiento detallado de las impresiones iniciales del nuevo empleado y de su responsable más directo.

La primera semana se convierte en decisiva para comprobar que la incorporación en la empresa ha ido bien. Se volverá a analizar a los 15 días, al mes o, si es un contrato de larga duración, al cabo de los tres meses.

No pierdas el tiempo

De este modo, los primeros meses deberán ser más que suficientes para demostrar que encajas del todo en la empresa y que rindes como se te exige. Pero, ¿cómo hacerlo?

Escuchar y observar es esencial, pues servirá para captar mejor los mensajes e intereses de jefe y compañeros así como saber qué esperan éstos de ti.

Un comportamiento adecuado es otro de los factores que te ayudará a ganar tiempo. Es recomendable, por tanto, que cuides tu forma de hablar y los temas de conversación a los que recurres. Y no olvides ser puntual y cuidar tu aspecto.

Se trata, en definitiva, de una serie de pautas no escritas que suelen ayudar a que la integración en la empresa sea más fácil y rápida.

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