Raúl Ortega Llavador, psicólogo, consultor del rendimiento, coach de alta dirección y formador de ESIC.

Puede cualquier persona, sea cual sea su carácter, formación y experiencia, alcanzar resultados extraordinarios en el trabajo y en su vida privada? ¿Está la excelencia al alcance de todos?

Cualquier generalización llevada al límite es peligrosa, pero creo que puedo afirmar que sí, que cualquier persona puede lograr resultados que sean extraordinarios, entendidos éstos como llegar más lejos de lo que uno creía que iba a llegar en aquello que considera verdaderamente importante para sí mismo.

¿Por qué las pautas de comunicación que seguimos con nosotros mismos y con los demás son tan importantes?

Las personas sedimentamos nuestras experiencias utilizando el lenguaje. Las palabras que nos decimos a nosotros mismos son tremendamente importantes porque ante una misma realidad dos personas que se dicen cosas diferentes extraen experiencias diferentes. Pero si lo que nos decimos es importante, lo que nos preguntamos aún lo es más. Si ante un reto nos decimos que no podemos superarlo, nuestra mente deja de trabajar, pero si nos preguntamos cómo puedo alcanzarlo, nuestra mente continúa trabajando buscando respuestas y caminos. Las preguntas tienen el enorme poder de dirigir nuestro foco de atención, si las planteamos en positivo tenemos más posibilidades de avanzar.

¿Qué relación hay entre las palabras y preguntas de nuestros pensamientos, nuestro estado emocional y nuestro comportamiento? ¿Forman una cadena?

Así es, forman una cadena. Las palabras y preguntas de nuestro pensamiento influyen en cómo nos sentimos, es decir, en nuestro estado emocional, y en función de cuál sea éste los recursos internos que movilizamos son distintos. Si nos hablamos y preguntamos en positivo contribuimos a generar en nuestro interior un estado emocional de alegría, y en ese estado aumenta nuestro caudal de energía, nos sentimos tranquilos y las acciones que emprendemos son más eficaces, de forma que nos acercan a lo que perseguimos. Pero si nos hablamos y preguntamos en negativo, generamos en nuestro interior estados emocionales de desilusión o de estrés y en esos estados nos sentimos faltos de energía, sin ganas de hacer nada, por lo que apenas movilizamos recursos internos para avanzar y nuestras posibilidades de encontrar el camino hacia lo que deseamos se reducen.

¿Ejercen las emociones y las convicciones la misma influencia en nuestra forma de actuar?

Ambas son importantes, pero si tuviera que quedarme con una elegiría las emociones, por la siguiente razón: es más fácil modificar un estado emocional que una convicción. Las creencias que tenemos ejercen una fuerte influencia en cómo nos comportamos, podemos trabajar sobre ellas, podemos intervenir, pero es más complicado que con las emociones.

¿Cómo podemos lograr que nuestras convicciones jueguen a nuestro favor en el camino de los resultados extraordinarios?

Existen diferentes técnicas, una de ellas es la llamada «estrategia del escalador» que consiste en recorrer el camino hacia la cima de una montaña al revés, de arriba hacia abajo en lugar de hacerlo de abajo hacia arriba. Has de imaginar que ya has conseguido lo que querías y preguntarte qué convicciones tuviste que cambiar para alcanzar lo que estabas persiguiendo. Para canviar una convicción has de revisarla, sólo así puedes averiguar si es verdadera o si, por el contrario, es falsa, absurda o incluso ridícula, y yo propongo revisarla en relación a un objetivo concreto del presente, por ejemplo aprender idiomas. Si tienes la convicción de que no sirves, de que no puedes, piensa en alguien que con un punto de partida igual o peor que el tuyo lo haya logrado. Busca referentes que rebatan tu convicción inicial y den apoyo a algo contrario a lo que tú creías, te sorprenderás de la cantidad de referentes que vas a encontrar. Este ejercicio es muy importante porque no podemos eliminar de la mente una convicción si no la sustituimos por otra, y para sustituirla primero hay que buscar una nueva. Las convicciones que tenemos pueden ayudarnos mucho a lograr lo que queremos o nos pueden limitar enormemente.

¿Qué patrón de pensamiento utilizan las personas que consiguen resultados extraordinarios?

Utilizan un patrón similar aldel proceso científico, que consta de tres fases: tener un sueño, elaborar una estrategia con objetivos precisos para alcanzarlo y plantearse una «fase crítica» para identificar cuáles van a ser los principales problemas con los que se van a encontrar por el camino. En toda persona predomina uno de estos tres aspectos, pero si toma conciencia de ello puede ir ajustándolos y avanzar en sus propósitos. El muy soñador corre el peligro de quedarse recreándose en sus sueños o de fracasar porque no toma precauciones y se precipita en la acción; el estratega, si se centra en conseguir unos objetivos pero no es capaz de ser flexible para adaptar la estrategia a las circunstancias, tampoco avanza; y el crítico si sólo piensa en todo lo que podría salir mal, al final se bloquea y acaba abortando el proyecto. Hay que buscar el equilibrio, hay que ligar el sueño con la acción, ése es el secreto.

Las personas que logran resultados extraordinarios gestionan muy bien su tiempo, ¿cómo lo administran?

El tiempo sale de organizarse muy bien, de delegar tareas… en definitiva, sale de lo que dejas de hacer y ese componente de renuncia es el que más cuesta. Es imprescindible a nivel mental tener claro qué es lo importante y dedicarle un determinado tiempo al día. Acciones en esa dirección de entre una hora y una hora y media diarias pueden marcar grandes diferencias. Has de tener un planteamiento muy estratégico y centrarte en lo que va a tener más repercusión para la consecución de tus metas.

Mantener buenas relaciones con los demás también es clave.

Es importantísimo y para tener buenas relaciones con los demás has de tener claros tus objetivos, identificar las necesitades de los otros y estar atento a cómo te comunicas con ellos. Para conseguir relaciones de calidad con los demás hay que conjugar los deseos de uno con los que tienen los otros, hay que buscar una relación del tipo ganar-ganar. Si una parte intenta aprovecharse de la otra, la relación al final siempre acaba mal, uno debe aprender a conseguir lo que desea aportándole valor al otro, ha de lograr lo que persigue ayudando a los demás a que ellos también consigan lo que están buscando.

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