?lex Rovira, consultor, formador, coach, y autor del libro La brújula interior, editado por Empresa Activa

?lex Rovira, que compagina su trabajo de consultor con el de director de seminarios en el Executive Education de ESADE, recoge en La brújula interior un conjunto de reflexiones sobre cómo orientar la carrera profesional a partir de nuestros deseos y motivaciones y no de condicionamientos internos y externos que no conducen más que a la frustración.

En tu libro dices que millones de personas van cada día a trabajar con tristeza y resignación. ¿Por qué crees eso?

Por mi propia experiencia de años atrás contrastada con la de otras personas. Cuando unes tu talento natural con lo que te apasiona y esa suma se convierte en tu profesión, todo va bien, pero si te decantas por una actividad pensando sólo en el sueldo, a la larga lo pagas con resignación, tristeza, melancolía e incluso con una depresión.

¿Por qué elegimos ?profesiones equivocadas??

Esto tiene mucho que ver con los mensajes que recibimos de nuestro círculo de referencia y sobre todo de los padres: no estudies tal carrera, que no tiene salida; elige esto otro, porque se gana mucho dinero; o sigue con el negocio familiar que es tu seguro de vida. La incertidumbre está muy mal vista.

¿Y si eliges una profesión por vocación, pero acabas en la empresa equivocada?

Entonces debes preguntarte, ¿qué pinto yo aquí y qué puedo hacer para trabajar en lo mismo, pero en otro lugar? Has de arriesgar y prepararte para el cambio: fórmate, muévete, persevera y date a conocer para lograr un cierto posicionamiento profesional.

No estoy hablando de hacer marketing falso: sé quien eres, pero genera las circunstancias que te permitan tener relevancia y visibilidad. Y ten claro que puedes equivocarte más de una vez, pero sigue adelante, porque la vida es eso.A lo que me niego es a invitar a la gente a que se resigne.

¿Y si has perdido el norte?

Muchas veces la visión que tenemos de nosotros mismos es miope. Si no sabes dónde estás busca ayuda profesional. Y no sirve decir: ?Es que me costará mucho!, bueno, ¿y qué? El principal activo que tienes eres tú mismo, has de invertir en ti.

¿Qué puedes hacer si lo que te paraliza es el temor, el miedo?

El miedo se puede vencer, sobre todo si es un fantasma que has creado tu mismo. En circunstancias como una guerra tienes miedo a un ?objeto? – la muerte, el hambre…-, pero hoy hay mucha gente que tiene miedo sin objeto, un miedo heredado que no se corresponde con el aquí y el ahora.

Se puede romper, pero insisto: a veces hay que buscar ayuda profesional, ser valiente, asumir riesgos y hacer sacrificios, porque el éxito inmediato es falso. Me remito al subtítulo de La brújula interior: «Conocerse a uno mismo es fuente inagotable de éxito duradero».

¿Por qué casi todos somos capaces de planificar nuestro futuro personal -comprar un piso, casarnos, tener hijos…-, pero nos cuesta tanto definir el profesional?

Lo primero tampoco se planifica, muchas veces se hace por inercia, y luego vienen los problemas. El secreto está en desarrollar el hábito de meditar,el de ?repensarnos?, el de escribir sobre nosotros… Los diarios que escribían nuestras abuelas, por ejemplo, eran unas herramientas terapéuticas extraordinarias porque les permitían proyectarse en un papel, releerlo y encontrarse en él.

Nosotros hemos perdido gran parte de nuestra capacidad de pensar sobre lo que sentimos, lo que queremos, lo que somos… Y para volver a eso van a hacer faltabuenos pedagogos.

Precisamos ?psiconomistas?, gestores de almas que hayan picado mucha piedra. Como diría José Luis Sampedro, «que hayan hecho de mineros de sí mismos», y que gracias a eso puedan ayudar a otros. Vivimos en una época de enorme desalfabetización emocional porque no se nos educa en conocernos por dentro.

¿Qué recomiendas a un joven para que acierte al trazar su camino académico y laboral?

Primero le haría una pregunta muy sencilla: ¿A ti qué te gusta? Y si no lo sabe, que lo piense con calma. Uno muchas veces no encuentra respuestas porque no se toma el tiempo necesario para hallarlas.

Pensar no es infalible, pero ayuda a encontrar pistas o por lo menos a actuar por descarte. Mucha gente estudia una carrera determinada porque tiene un amigo que la ha elegido o porque no pudo entrar en la carrera de primera opción y se queda con la segunda, y eso al final pasa factura.

Yo a un joven le diría: no pierdas el norte, piensa, elige los estudios que te gustan de aquello que se te da bien y a la vez reflexiona sobre cómo quieres vivir en el futuro, porque la profesión te condiciona la vida. Y cuando lo tengas claro haz un plan de carrera inteligente, busca una especialización que te diferencie de los clones que salen de la universidad y así podrás encontrar tu hueco en el mundo del trabajo.

¿Es eso lo que enseñas a tus alumnos de ESADE, a encontrar su rumbo y hacer su camino?

Imparto seminarios sobre Gestión del yo para directivos.Les enseño a distinguir las distintas estructuras de personalidad y los diferentes caminos de autorrealización que tiene cada una. Les enseño conocimientopsicológico, sobre los demás y sobre sí mismos, y a ser buenos líderes.

En nuestro país los hay, pero también es cierto que los puestos de responsabilidad de algunas empresas están ocupados por personas con deficiencias afectivas serias, que esencialmente carecen de empatía, consideran a los demás como un objeto y no saben escuchar.

Consiguen buenos resultados a corto plazo, porque drenan los recursos humanos y naturales que los rodean sin contemplaciones. Seducen para luego acorralar y a la larga lo destrozan todo. Pero eso no se aguanta y con el tiempo acaba por caer. A estas personas hay que desenmascararlas y eso llevará tiempo, porque hay que enseñar a la gente a saber si quienes tienen delante son auténticos líderes o son un fraude. Eso va a costar, pero no pierdo la esperanza: mi esperanza está en los jóvenes.

© Laboris