La entrevista sirve para que el responsable de la selección disponga de más datos para decidir qué candidato puede adaptarse mejor al trabajo. Así que la mejor estrategia es mostrarse tal y como uno es, sin exageraciones, sin golpes de efecto y, por supuesto, sin mentiras.

Los entrevistadores quieren franqueza. Esperan que se diga siempre la verdad y que las preguntas se encajen con naturalidad, traten el tema que traten. Algunas cuestiones pueden parecer espinosas, pero la reacción ha de ser tranquila:

  • «¿Por qué quieres cambiar de trabajo?»: La información de la entrevista siempre es confidencial, así que puedes comentar libremente si tu empresa actual atraviesa una situación inestable o si tienes una mala relación personal con los compañeros. Eso sí, no hace falta que des muchos detalles: la discreción también vale como virtud.
  • «¿Cuáles son tus expectativas salariales?»: Una buena manera de sortear esta cuestión es plantear la banda salarial aproximada que te interesa. No intentes negociar nunca en la primera entrevista: esa fase debe llegar más tarde, cuando la empresa te ofrezca formalmente el puesto de trabajo.
  • Evita sentirte nervioso e incómodo: el trabajo del entrevistador es hacer preguntas y no buscar trampas para dejarte en evidencia.
  • Además de la sinceridad, se valora mucho la educación. No olvides agradecer que te hayan llamado y, sobre todo, esfuérzate por que la conversación sea lo más agradable posible. Si el seleccionador te trata de usted, haz lo mismo, a menos que indique que puedes tutearle.

El interés

Es otro de los puntos clave de la entrevista: debes demostrar que el puesto de trabajo te interesa porque se adapta a tu perfil y a tus planes de desarrollo profesional.

  • Escucha atentamente las explicaciones sobre la responsabilidad y las funciones que deberías asumir. Ten cuidado con no despistarte y perderte en este momento.
  • Haz preguntas sobre lo que no te quede claro, especialmente si el entrevistador te invita a ello.

Se recomienda buscar información sobre la empresa, su sector de actividad, su situación en el mercado y sus planes de expansión. Estos datos los encontrarás, por ejemplo, en su página web o en las cámaras de comercio y pueden ayudarte a sumar puntos cuando se hable del tema.
Pero hay que tener en cuenta que este factor no tiene una importancia excesiva: en algunos procesos de selección, el nombre de la empresa se mantiene oculto durante las primeras fases y las entrevistas las organiza una consultoría externa.

La imagen

Presta atención a la ropa y al peinado cuando te prepares para la entrevista. Los responsables de la selección se fijan en el aspecto físico y, si no les gusta, esto puede convertirse en un factor en contra.

No es cuestión de ir a la peluquería el día anterior. Hay que dar la imagen adecuada para ese puesto de trabajo. Por ejemplo, de un creativo no se espera que lleve corbata, al igual que un fan de la estética grunge lo tendrá difícil para entrar en el sector financiero si no se enfunda la americana.

Generalmente, se aconseja apostar por la elegancia y la normalidad: traje para los hombres, traje chaqueta y maquillaje discreto para las mujeres, perfumes casi imperceptibles… Si tienes muchas dudas y conoces el nombre de la empresa, investiga un poco los días previos. Por ejemplo, puedes preguntar a algún conocido que trabaje allí o incluso darte una vuelta por las oficinas.

Un detalle que sí hay que tener muy en cuenta es la puntualidad: preséntate a la cita unos cinco minutos antes. Deberás esperar un poco, pero esto demuestra que tienes interés en la entrevista y que eres una persona organizada y formal. Llegar tarde causa una impresión pésima.

Los gestos

Se habla mucho del lenguaje corporal, de los brazos, de las miradas… Bien, es importante, pero tampoco se hunde el mundo por no tener las manos en la posición reglamentaria.

Generalmente, cruzar las piernas o los brazos se interpreta como señal de autodefensa e indica que el candidato se encuentra incómodo. Y como lo que se persigue es la sinceridad y el ambiente agradable, esto puede levantar suspicacias en el entrevistador.

Evita las expresiones de desinterés, muéstrate correcto y relájate. Al fin y al cabo, una entrevista de trabajo es un momento de reflexión sobre tu carrera profesional. Disfrútalo y no te preocupes por los gestos: seguro que serán los adecuados.

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