Son muchos los que creen que la entrevista de trabajo es el final de una búsqueda. Sin embargo, lejos de ser así, este paso sólo constituye el principio de lo que puede ser una exitosa carrera laboral. Por eso, nada mejor que prepararse a conciencia para no sólo salir airosos de esta fase, sino demostrar al entrevistador que tiene ante sí a un profesional que no puede dejar perder. Porque la entrevista no es más que eso: un encuentro cara a cara con un seleccionador en el que debes demostrar que eres ideal para el puesto de trabajo ofertado.

Ahora bien, aunque este paso quede reducido a unos instantes, requiere una gran preparación. De hecho, podría decirse que es toda una carrera de fondo. Y para tenerlo todo a punto, lo más aconsejable es que no sólo tengas información para hablar de ti mismo, sino también de la empresa. Es decir, deberás recopilar toda la información necesaria de la compañía, analizando su organización, puestos vacantes, zonas de actuación, competencia, etcétera.

Pasos previos

A partir de esos datos, tendrás que evaluar aspectos que conciernen a tus cualidades, capacidades y objetivos profesionales. Es decir, deberás autoanalizarte para comprobar si encajas en el puesto y si éste se corresponde con tus aspiraciones. Si es así, lo conveniente es que ofrezcas facilidades para fijar la fecha y la hora de la entrevista, ya que de lo contrario desde la empresa podrían pensar que la oferta no es importante para tu carrera. Por eso, no está de más que te asegures de cuándo es el encuentro y que seas puntual.

Asimismo, debes cuidar tu apariencia, ya que jugará a tu favor que, sin perder tu personalidad, tu indumentaria sea algo formal y que los accesorios aparezcan con moderación. En la misma línea, la educación se convertirá en otro de tus aliados a la hora de tener un primer contacto físico con la empresa. Por eso, debes ser educado con la persona que te recibe y con las que sigas hablando.

El momento clave

Ya lo tienes todo listo. Ahora sólo queda el vis a vis. Y para superarlo con la mejor nota, no debes olvidar que la primera impresión es clave, de ahí que saludes al entrevistador mirándole a los ojos, dando una imagen segura de ti mismo, a la vez que natural y de confianza.

No obstante, has de tener en cuenta que la persona que te entrevista estará pendiente de otros aspectos. Y uno de éstos es lo que se llama comunicación no verbal o lenguaje corporal; es decir, lo que dicen los gestos. No demuestres, por tanto, impaciencia, timidez o nerviosismo, pero tampoco dudas o desconcierto. Respecto a lo verbal, nada mejor que expresarse de forma clara y concisa, con seguridad y con un lenguaje sencillo pero persuasivo.

Debes dejar que el entrevistador guíe el encuentro, pero mantente siempre atento, argumenta aspectos que convenzan a la otra parte de que eres el candidato perfecto para el puesto vacante. Habla, así, de tus cualidades y de lo interesado que estás en la oferta.

El colofón

Para poner la guinda a este pastel, lo mejor es que el encuentro termine cuando lo diga también el entrevistador, no intentes prolongarlo. Eso sí, procura obtener toda la información posible de cuándo, dónde y con quién tendrá lugar la próxima etapa del proceso de selección.

Al llegar la hora de salir del lugar donde se ha desarrollado el encuentro, agradece al entrevistador el tiempo que te ha dedicado, pídele, si tienes ocasión, una tarjeta de visita y despídete con educación.

Un decálogo que puede abrirte muchas puertas

Randstad ha publicado una guía con las claves para aprobar con nota este ‘examen’. Se trata de diez pasos que bien resumen el proceso de preparación de la entrevista.

La consultora de recursos humanos aconseja, en primer lugar, cuidar tu apariencia, ofreciendo un aspecto profesional, con una ropa adecuada para la ocasión. Asimismo, considera conveniente ser puntual, pues se trata de un punto que revela, en cierto modo, el comportamiento que el trabajador mostrará en un futuro dentro de la compañía.

Y no olvides la primera impresión, ya que dar una buena o mala imagen puede influir en tu aceptación o no para el puesto. Por eso, es conveniente que te prepares ese momento, incluso ensayando con un amigo. Del mismo modo, tienes que prepararte para demostrar tus conocimientos, para que a la hora de señalar tus puntos fuertes y logros personales y profesionales des la talla. Y, cómo no, deberás estar listo para tener respuesta a todas aquellas preguntas que surjan por sorpresa en la conversación. En este caso, Randstad aconseja preparar una estrategia que te ayude a demostrar tus conocimientos y habilidades. También es aconsejable investigar sobre la empresa, y que lo hagas no sólo a través de su web, sino de otros medios.

Cuando llegue el momento de la verdad, el de enfrentarte cara a cara con tu entrevistador, no olvides que la conversación debe ir en dos direcciones. Pero, sobre todo, demuestra interés, escucha a tu interlocutor y mantén el contacto visual con él. Este interés deberás demostrarlo también cuando acabe la entrevista, preguntando por los siguientes pasos de los que consta el proceso.

Antes de irte, proporciona al entrevistador los datos de las personas y organismos que pueden corroborar todo lo que señalas en tu currículo: proporcionar referencias está muy valorado.

Tampoco está de más que solicites a la persona con la que has tenido el encuentro o a cualquier profesional que haya intervenido en tu entrevista una tarjeta de visita para, así, mantener el contacto.

Solo…

La entrevista individual es la más frecuente. A través de ella, el entrevistador tiene la oportunidad de analizar uno a uno a los candidatos para ocupar un puesto de trabajo.

La franqueza y mostrarse con naturalidad son las claves más importantes de esta modalidad, aunque también es importante demostrar atención por lo que dice la persona que entrevista, haciendo incluso preguntas de algún tema que éste saque a relucir. La sinceridad es otra de las armas con las que cuenta el candidato para superar esta fase, así como también la educación, mostrar una imagen correcta pero natural y, sobre todo, relajada.

Y es que no es más que un encuentro en el que se habla de cuestiones laborales. Sólo hay que prepararse y todo saldrá a pedir de boca.

… O acompañado

La dinámica de grupo consiste en el desarrollo de situaciones simuladas, debates o juegos en los que participan varios candidatos a un puesto. Esta modalidad es menos frecuente, si bien es cada vez más recurrida en la búsqueda de directivos, aunque no es sólo característica de la elección de estos cargos.

Al igual que en la entrevista individual, la naturalidad juega un papel fundamental para el candidato, aunque debe tener en cuenta otros factores. En este caso, es imprescindible participar y hablar, aunque no en exceso, ya que esto puede interpretarse de forma negativa.

Asimismo, es conveniente ser espontáneo y dirigirte a los demás candidatos, aunque siempre respetándolos.

¿Preguntar o no? Ésa es la cuestión

Es aconsejable que el candidato demuestre su interés por el puesto vacante planteando interrogantes al entrevistador, aunque en su justa medida.

A la hora de hacer una entrevista, hay que tener en cuenta que preguntar es demostrar interés. Pero también que hay que hacerlo en su justa medida: plantear algunas preguntas es sinónimo de curiosidad, pero agobiar e interrumpir a la persona que entrevista con un sinfín de cuestiones es muestra de impaciencia y de no saber prestar atención. Y si algo es básico en este paso es saber escuchar al interlocutor.

¿Qué preguntas puedes plantear? Aunque debes afrontar la entrevista con conocimientos de la empresa, no está de más que indagues algo más sobre ésta. Pregunta, por tanto, por la cultura que domina en la compañía, sus planes de expansión o campo de actuación en el extranjero.

Asimismo, profundiza sobre el puesto de trabajo ofertado. Interésate sobre la posición exacta de la vacante respecto a la organización de la entidad: pregunta, por tanto, por la persona o departamento del que dependerás y de si tendrás a tu cargo a otros trabajadores. Plantea también cuestiones sobre las posibilidades de promocionar dentro de la compañía y de la política de formación con la que ésta cuenta.

Las preguntas también son básicas en la fase final de la entrevista, ya que está muy bien visto que el candidato se interese por los pasos que continúan a éste en el proceso de selección.

Sin embargo, existen cuestiones que es conveniente que el candidato evite. La más polémica es la referente al sueldo: lo mejor es que esperes a que el entrevistador saque el tema.

También es aconsejable hacer lo mismo con el horario o las vacaciones.

Lo habitual

Pero no olvides que el gran interrogado en esta etapa eres tú. Las cuestiones más frecuentes son las destinadas a profundizar en la vida laboral del candidato. La de ‘explíquenos algo sobre usted’ es la más empleada, no sólo para el fin señalado, sino también para romper el hielo del primer encuentro.

Es habitual que se continúe con preguntas como qué te hace mejor que el resto de candidatos, por qué quieres cambiar de empresa, cuáles son tus perspectivas económicas o qué significa para ti el puesto ofertado. También pueden hacerte preguntas más íntimas, interesarse por tus perspectivas de futuro en la entidad, por tus defectos o por qué haces en tu tiempo libre. Y no olvides una básica: siempre te plantearán si tienes alguna cuestión que plantearles.

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