Si vemos una oferta de trabajo para ocupar un puesto de limpieza en una oficina, inmediatamente lo asociamos con una mujer. Y, si es un hombre el que la lee, la desestimará al instante. Igualmente, si el puesto que se oferta se encuentra en el sector de la logística, por ejemplo como mozo de almacén, pocas mujeres se decidirán a participar en el proceso selectivo.

De igual forma, ellas suelen postular a más ofertas de empleo que ellos cuando, a la hora de la verdad, son los hombres los que consiguen materializar más contratos de trabajo. Todo esto ha sido analizado por la consultora Randstad, tras estudiar más de 100.000 solicitudes de empleo recibidas a lo largo del año 2007.

De este análisis se desprende que las mujeres constituyen el 56 por ciento de los candidatos a un puesto, aunque sólo consiguen el 46 por ciento de las contrataciones totales. Tampoco ellas se presentan a todas las ofertas por igual, optando más por los empleos de administración, restauración y comercio o salud y dejando a un lado los puestos de industria y logística.

«Ocho de cada diez personas que se presentan a un puesto administrativo y hasta nueve de cada diez que se presentan a un empleo de limpieza son mujeres. Algo lógico si pensamos que ellas logran el 74 por ciento de los contratos administrativos y más del 90 por ciento de los empleos domésticos o de limpieza», explican desde Randstad.

Supuestos

La Ley de Igualdad deja claro que la presencia femenina debe equipararse a la masculina en los diferentes ámbitos laborales.

Pero la consultora holandesa se ha planteado lo que ocurriría en el caso de que las orientaciones marcadas en la legislación se siguieran de forma tajante: «65.000 mujeres que trabajan como administrativas, 96.000 empleadas domésticas y de limpieza y 83.000 trabajadoras en comercio y restauración se quedarían sin empleo». Y lo que es más, el mercado tendría un déficit de 66.000 mujeres en la industria y de 120.000 en logística. Incluso, «si se contratase al cien por cien de las mujeres que se presentan a un puesto de logística, aún así quedarían por cubrir 20.000 empleos al año».

Edad y género

El análisis de Randstad también abarca factores como la edad y el género al contratar. Y las diferencias son notables. Aunque ellos comienzan a trabajar antes, a los 30 años ya existe equidad en cuanto a los hombres y mujeres que se contratan: el 52 y el 48 por ciento respectivamente. «A partir de dicha edad, las cifras de Randstad muestran un aumento en el número de mujeres contratadas con respecto a sus colegas masculinos de la misma edad».

Una de las razones argüida por la consultora en este punto es el hecho de que las mujeres deciden proseguir con sus estudios más allá de la enseñanza obligatoria, lo que retrasa, en consecuencia, su posterior edad de inserción. De hecho, más del 60 por ciento de los universitarios en España son del género femenino.

Si nos fijamos en las preferencias en cuanto a la jornada laboral, las trabajadoras prefieren la modalidad intensiva, frente a las completas, que son más elegidas por los trabajadores. Igualmente, los empleos a tiempo parcial son los preferidos, principalmente, por las mujeres.

Todo ello puede influir, de modo negativo, en la progresión de la trabajadora en su carrera. «No sólo por una dedicación más discontinua al trabajo, sino porque algunos empleadores creen que las mujeres con hijos pequeños están menos motivadas que las que no son madres o quienes tienen hijos más mayores», resalta el análisis de Randstad. «Una idea que gana fuerza si se considera que, hoy en día, muchas ocupaciones con cierto nivel de responsabilidad suelen implicar horarios dilatados, viajes y desplazamientos».

¿Un puesto directivo? No, gracias

Las mujeres se muestran más reacias a optar a las posiciones de dirección.

Los cargos directivos o ejecutivos no despiertan, en general, el interés de las mujeres. Al menos así se desprende de un informe elaborado por el portal de empleo Laboris.net que señala que sólo el 36 por ciento del total de búsquedas para este tipo de puestos se corresponde con mujeres, frente al 64 por ciento demandado por los hombres.

Igualmente, el estudio señala la asociación de determinadas áreas laborales al desempeño femenino. Éste es el caso de la peluquería y la estética, la limpieza y el cuidado personal y la sanidad y la salud. Tras ellos, las mujeres suelen ser mayoría en los sectores de dependencia, puestos administrativos y de oficina, telemarketing y atención al cliente, educación y formación y recursos humanos.

El género masculino es, por su parte, el predominante en el sector de la construcción y los acabados, seguido del transporte, el mundo de los oficios y los ingenieros y técnicos.

Un perfil definido

Laboris también ha definido en su estudio el perfil de la mujer trabajadora en nuestro país, para lo que ha valorado su movilidad. Así, ellas se muestran muy poco dispuestas a viajar, siendo también el sexo que menos dispuesto se muestra a cambiar su residencia por temas profesionales.

El último punto analizado en el estudio es el relativo a la demanda por género en función de la provincia en la que se reside. En este caso, Zamora y León son las áreas en las que el portal de empleo ha registrado más solicitudes de búsqueda de mujeres.

© Laboris