Hemos superado el proceso de selección. Las condiciones de trabajo pactadas nos satisfacen. El contrato está firmado y estamos perfectamente cualificados para el puesto. Pero no todo está hecho. Falta el último paso, a menudo el más difícil: la integración en un grupo humano totalmente nuevo.

Como recién llegados, nuestro problema fundamental acostumbra a ser la falta de credibilidad. El respeto personal y profesional adquirido en el anterior puesto de trabajo no nos sirve de nada en el nuevo. Por eso puede ocurrir que nos sintamos infravalorados en los primeros días.

Para nuestros compañeros, en cambio, la preocupación principal es que podamos amenazar su territorio de poder y competencias.

¿Cómo ganar credibilidad ante los compañeros, desactivar sus temores y empezar a establecer vínculos con ellos? Información y comunicación son las dos palabras clave. Estos son algunos de los pasos que debemos dar:

  • Averiguar lo antes posible cuál es nuestro territorio y dónde están sus límites.

  • Emitir información, comunicar quiénes somos para evitar que nuestra imagen pública se construya a partir de rumores.

  • Identificar a nuestros «cómplices«, personas con las que sintonizamos fácilmente y que nos ayudarán a conocer el quién es quién de la empresa.

  • Identificar a las «personas clave«, líderes de opinión con poder de influencia sobre los demás. Hay que tener presente que las personas clave no tienen por qué ostentar cargos de relevancia en la organización.

  • Mantener una actitud receptiva ante todas las informaciones del entorno.

    Además de los aspectos sociales del proceso de integración, conviene no descuidar la vertiente estrictamente profesional. Reunir toda la información posible sobre la compañía antes de incorporarnos, averiguar las expectativas que la empresa tiene sobre nosotros y ser flexibles ante los cambios son sólo algunas recomendaciones básicas.

    La paciencia, finalmente, es una virtud muy necesaria en todo proceso de integración laboral. Establecer vínculos personales y ganarse la confianza de los demás requiere siempre algo de tiempo.

    © Laboris