Romper con lo habitual y ser diferente convierte al buscador de empleo en un firme candidato a obtenerlo. Y para ello, debe potenciar su personal branding; es decir, su marca personal. Hay que saber, por tanto, dejar huella en un mercado donde la competitividad es el elemento predominante.

Para crear tu marca de identidad has de contar con una actitud positiva que te permita salir de lo establecido. Y una vez definida, plantearte en qué ámbitos podrás responder mejor. Entran en juego, entonces, las habilidades sociales, aquéllas que forman parte de la inteligencia personal de cada uno y que tienen que ver con la capacidad de relacionarse con los demás. Éste es, además, uno de los factores que las compañías más tienen en cuenta a la hora de seleccionar personal. De hecho, puede ser el elemento que determine la selección de un candidato u otro con la misma formación y experiencia.

Capaces de todo

Pero, ¿qué habilidades hay que tener para marcar la diferencia? La respuesta a esta pregunta la tiene, sin embargo, cada empresa, pues depende de su filosofía y de las características de los puestos que necesite cubrir. No obstante, hay una serie de cualidades sociales muy valoradas, por lo general, para desarrollar cualquier trabajo. Entre éstas cabe destacar la capacidad de comunicación, la de asumir riesgos y responsabilidades, la facilidad para trabajar en equipo, la predisposición para comprometerse con la empresa en sus diferentes vertientes, la confianza en uno mismo o la flexibilidad. Esta última cualidad social es, además, un aspecto esencial hoy en día, pues las empresas necesitan personal adaptable, que sepa responder no sólo en un puesto ni ante un entorno determinado.

Se trata, en definitiva, de acumular una serie de cualidades que te facilitarán la inserción en el mundo laboral. Ahora bien, debes ser consciente de que, aunque cuentes con todas ellas (en mayor o menor medida todo el mundo las posee), puedes potenciarlas. Para ello están las escuelas de negocio, las cámaras de comercio y los centros de formación continua de las universidades, que desarrollan actividades en forma de talleres, seminarios y cursos destinados a fomentar las habilidades sociales más importantes.

Decálogo del candidato ideal

Las Fundación Universidad-Empresa (FUE) establece en su ‘Guía de las empresas 2006-2007’ diez claves que convierten a un candidato en un buen profesional. Toma nota:

  • Saber aplicar los conocimientos y capacidades. No basta con adquirir formación, sino que hay que dar respuesta a las necesidades profesionales que vayan surgiendo aplicando los conocimientos.
  • Flexibilidad y adaptación al cambio. Ésta es una de las capacidades más valoradas por las empresas, que cada vez más demandan profesionales «con disponibilidad para adaptarse fácilmente a la realización de nuevas tareas y responsabilidades, realizar viajes frecuentes y trabajar en las oficinas de la compañía ubicadas en otras localidades e incluso países».
  • Trabajo en equipo. Son frecuentes en la actualidad la creación de equipos de trabajo multidisciplinares en el ámbito laboral. De ahí la importancia que adquieren las personas con habilidad para integrarse en este tipo de estructuras organizativas.
  • Relaciones interpersonales y comunicación. Esta habilidad está muy relacionada con la anterior, pues es imprescindible tener facilidad para interactuar con los compañeros y superiores. Pero también con proveedores, clientes y otro tipo de audiencias. Innovación y creatividad. Son, según la FUE, «dos motores claros del avance dentro de cualquier compañía». Por ello, las empresas prefieren contar con profesionales hábiles en la resolución de problemas y el diseño de proyectos ambiciosos.
  • Capacidad de gestión y autogestión. Las compañías buscan profesionales que se impliquen en la toma de decisiones de ésta y que, a su vez, sean capaces de asumir nuevos retos y de desarrollarlos con autonomía.
  • Motivación, iniciativa y compromiso. Demostrar que se es activo, se tiene interés por el desarrollo de la empresa y se es capaz de superar situaciones difíciles convierten al candidato en un profesional imprescindible para la entidad.
  • Capacidad y disposición para el aprendizaje. El actual mercado laboral exige al profesional poner al día de forma continua sus conocimientos, pues la formación «se perfila como la base imprescindible de las capacidades del profesional». Los conocimientos de idiomas e informática y contar con habilidades sociocomunicativas se hacen, de este modo, imprescindibles.
  • Dote de mando y liderazgo. Estas dos cualidades cada vez están más valoradas por las compañías, pues las personas que las poseen cuentan con un «alto grado de influencia, compromiso, motivación, iniciativa y optimismo«, subraya la FUE.
  • Autoestima y seguridad en sí mismo. Es «la mejor tarjeta de presentación de un buen profesional» y la que permite a la empresa saber que cuenta con una persona capaz de forjarse una sólida carrera laboral.

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