La presencia de la mujer en el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) es objeto del primer estudio Mujer profesional y sectores económicos, elaborado por Ifema en colaboración con Infoempleo. El objetivo de esta serie es «trasladar a la sociedad una visión completa de la presencia y el papel de las mujeres profesionales dentro de los principales sectores de actividad de la economía española», según sus autores.

¿Qué papel desempeña la mujer en el sector TIC y en la función de sistemas de información (SI) de cualquier actividad empresarial? Para contestar a esta pregunta, el estudio ha planteado cuatro cuestiones a cerca de un millar de profesionales de ambos sexos que realizan su trabajo en este ámbito y ha realizado entrevistas personalesa directivos de compañías o de departamentos tecnológicos.

La primera conclusión que puede extraerse es que el porcentaje de mujeres que trabajan en el sector TIC, el 34,5 por ciento, es bastante parecido al de las mujeres que están empleadas en el conjunto de sectores de la economía española. Lo que no resulta homogéneo es su presencia en las diferentes áreas funcionales de las compañías.

«El área funcional de sistemas de información de cualquier empresa tiene un carácter muy masculino. Así, por término medio, tan sólo uno de cada cinco profesionales que trabaja en este área es mujer, concretamente, el 20,4 por ciento del total», según sostiene el citado informe, que añade que «incluso en sectores donde hay más mujeres en esta función, como el comercio o la sanidad, no se alcanza el valor medio de la incorporación de la mujer a la empresa. En otros sectores, como el del automóvil, las mujeres suponen alrededor del 12 por ciento de los profesionales del departamento».

Menos en puestos altos

Igual que en otras actividades económicas, la presencia de las mujeres en las empresas TIC va disminuyendo según se incrementa la categoría profesional. Así, en puestos operativos representan el 40 por ciento;en técnicos, el 24 por ciento;en mandos intermedios, el 20 por ciento, y en dirección, el 11 por ciento. En el caso de la funciónde sistemas de información, aunque la proporción de directivas resulta bastante similar(apenas supera el 10 por ciento), hay un 15 por ciento menos de mujeres en puestos operativos que en el resto de funciones de la empresa.

Respecto a los órganos de toma de decisión de las empresas, ellas están presentes en el 22 por ciento de los consejos de administración y en el 19 por ciento de los comités directivos. «Las áreas funcionales donde hay un mayor porcentaje de directivas son calidad, atención al cliente, auditoría y organización».

Por otro lado, el estudio también contempla una serie de factores que pueden actuar como frenos o como impulsos en la carrera de estas profesionales. Así, los factores personales no tienen la misma importancia para los hombres que para las mujeres. Mientras que el 45 por ciento de ellas lo considera bastante o muy relevante, una cantidad similar de hombres apenas les concede importancia.

Para ambos, la cultura del entorno es lo que marca el mayor freno en la carrera de las mujeres. Además, ambos sexos coinciden también en afirmar que la formación es el factor menos significativo. «A la hora de valorar la influencia de su propio género en el desarrollo de su carrera, los hombres lo ven como una ventaja y las mujeres, por contra, como una desventaja. Para ellas, actúa de manera negativa sobre su retribución y sobre la conciliación entre la vida personal y profesional».

Factores influyentes

De cara al futuro, el esfuerzo personal, las capacidades profesionales y la formación son los factores que más influirán en el desarrollo de la carrera de hombres y mujeres. Las diferencias aparecen cuando empiezan a valorarse factores personales como la pareja, la familia y los hijos. Ellos creen que no influirán en su desarrollo profesional y ellas opinan que condicionarán de forma negativa su carrera.

El estudio también se fija en el potencial no aprovechado de la mujer en la función SI. El éxito en estos departamentos no sólo depende de los conocimientos específicos y las habilidades organizativas. También pasa por combinar habilidades organizativas, motivacionales y relacionales. «Nuevas habilidades en las que una mayor presencia de la mujer redunda en una mayor diversidad y, por lo tanto, en una función más competitiva».

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