Las universidades Pompeu Fabra (Barcelona) y Pública de Navarra (UPN) son los dos centros públicos españoles que ofrecen una mayor calidad docente. Así se desprende del informe 2007 sobre ‘La contribución de las universidades españolas al desarrollo’, que ha sido publicado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo. Ese mismo documento señala la Autónoma de Madrid y la de Barcelona como las primeras en calidad investigadora.

Este documento, que se encarga de analizar la universidad pública española, sitúa el rendimiento académico de los universitarios españoles en un nivel bajo. De hecho, el porcentaje de graduados en España es menor que el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 32,7 por ciento frente al 36,4, cifra que en la última década ha crecido casi la mitad que en los países del organismo europeo.

Los estudiantes de la Universidad Pública de Navarra fueron los que más dinero recibieron durante el curso 2004-2005, seguidos de los de la Pompeu Fabra y la Politécnica de Cataluña. Sus presupuestos, de hecho, doblan a los de los centros que peor se situaron: el de La Coruña y el de Vigo.

La mayor tasa de rendimiento se dio en la Pompeu Fabra, seguida de la Universidad de La Coruña y la Politécnica de Cataluña. En el extremo opuesto encontramos las universidades Politécnica de Cartagena y Autónoma de Barcelona.

Los campus con menores tasas de abandono escolar son la Universidad Miguel Hernández de Elche y la Autónoma de Madrid. Además, la UPN es la institución que tiene una mayor atracción de nuevos estudiantes y la calidad de los doctorados destaca en Barcelona, Salamanca y Santiago de Compostela.

La Universidad Autónoma de Madrid es la que tiene una mayor capacidad investigadora, al contar con más personal docente e investigador con título de doctor, seguida de las de Sevilla y Granada. Según el estudio, esta capacidad mejoró de forma notable durante el año 2006, al crecer el número de patentes conseguidas por las propias universidades (81 por ciento), la creación de empresas universitarias (62,5 por ciento), el gasto en investigación o los contratos de transferencia de tecnología.

© Laboris