La previsible unidad que debía traer la Unión Europea no se contagia a todos los campos. Un nuevo ejemplo surge en el caso de las vacaciones que tienen los diferentes empleados europeos, que variarán en función del país donde desempeñen su labor. La media de la Unión Europea es de 34 jornadas y nosotros disfrutamos de 36: 22 laborables más 14 de fiestas (nacionales, regionales y locales).

De este modo, la cifra oscila entre los 44 días de Finlandia y los 28 de Reino Unido, Países Bajos y Rumanía (sumando, en todos los casos, el mínimo legal más las fiestas).

Así se extrae de la ‘Guía Mundial de Beneficios y Empleo’ realizada por Mercer Human Resource Consulting, en la que se analizan los tipos de contrato y jornadas laborales, la salud ocupacional, las relaciones laborales, pensiones, seguros, maternidad y cobertura de desempleo que se ha realizado país por país.

34 días es la media de vacaciones en la Unión Europea, existiendo pocas diferencias entre Europa Oriental y Occidental. La clasificación está encabezada por los empleados de Finlandia (con 44 días), seguidos de los de Lituania y Francia (40). España supera la media con sus 36 días: 22 laborables más 14 de fiestas (sumando las nacionales, regionales y locales).

Los más desfavorecidos son los trabajadores de Reino Unido, Países Bajos y Rumanía en los que sólo se conceden 28 días de vacaciones.

Política de atracción

El mínimo de días obligatorios establecido por la UE para conceder vacaciones es 20, y los países que los conceden son Bélgica, Irlanda, Italia, Países Bajos y Reino Unido. Finlandia y Francia conceden 30 y la media europea es de 23.

Según explica el socio de Mercer HR Consulting, Rafael Barrilero, «aunque las organizaciones sólo están obligadas a dar un mínimo de días de vacaciones, muchas conceden un número mayor para ayudar a atraer y retener a los profesionales. Ofrecer vacaciones más generosas es un beneficio muy atractivo que se utiliza más debido a que cada vez más empleados procuran mejorar su equilibrio de vida personal y profesional».

Además de los días marcados por la ley, cada país cuenta con una serie de jornadas festivas nacionales, a las que se unen las regionales y locales. En este caso, cada país es un mundo y rara vez coinciden.

Igualmente, aunque la mayoría de los trabajadores puede disfrutar de esos días porque así lo marca la ley, en países como Francia, Suecia o Reino Unido existen restricciones. Así, sus empresas conceden las nacionales pero tienen el derecho de pedirles a sus empleados que trabajen esos días o que se los tomen como parte de sus vacaciones anuales.

«Las empresas que están presentes en diferentes países de la Unión Europea se encuentran en un laberinto legislativo en cuanto a vacaciones se refiere», según afirma Rafael Barrilero. «Los días festivos tienden a estar arraigados en tradiciones locales o en creencias religiosas, por lo que es difícil cambiar estas costumbres», concluye.

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